Dichosa tú, María,
porque Dios es para tí Alguien vivo, cercano,
tanto que puedes saber lo que quiere
y le puedes decir lo que quieres.

Para tí la fe nace de la vida y de su vida,
y la vives encarnada en tu vivir con los demás.

Dios es el Otro que camina contigo,
comparte contigo y tu con Él, vida y designio.
Designio de amor de Él para con todos,
y que ha querido, para que se cumpla,
que primeramente lo hagas tuyo.

Dichosa tú, porque tu capacidad de ver sin ver
nos alcanza a todos, inmersos en ese mismo amor.
Dichosa tú, que has creído