Lejos queda el dolor
el orgullo herido,
la sensación de opresión
de persecución y maltrato.
Lejos queda la amargura
y la ira de los otros,
la angustia del dolor
la tristeza del desamor.
Lejos queda tu recuerdo
y el recuerdo de ella
y de la otra;
ninguna me comprendió,
y todas decían querer mi amor.
¿Cómo pueden amarme
y a la vez querer cambiarme?
¡Qué farsa!
Lejos queda la farsa,
cerca está el Amor verdadero,
ese que me regala Dios,
y es un amor sincero.
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LUIS MARIO