Es esta una fiesta en la que andan en juego, (o mejor dicho andaban, pues los
tiempos han cambiado), los derechos y deberes de los ciudadanos. Y es que,
antiguamente, a falta de una legislación equitativa, el papel o rol de las
mujeres era completamente distinto al de los hombres. Pero, a falta de leyes,
la tradición se imponía al menos por un día, el de Las Águedas.
La fiesta y la tradición siguen celebrándose en numeroso pueblos de Castilla y
León y del resto de España. Además es del agrado de todos, a pesar de que todo
ha cambiado ya y se camina hacia una igualdad total. Pero hay que recordarlo y
celebrarlo, aunque sea en este día en el que las mujeres ordenan y mandan, se
convierten en alcaldesas, mayordomas y regidoras. Se invierten los papeles.
Águeda fue una noble doncella de Catania, martirizada en el año 251. Su fiesta
se celebra el día 5 de Febrero. Se la representa con túnica talar ceñida como
las damas romanas y con la cabeza descubierta como las doncellas. La palma del
martirio en su mano derecha y con corona real o de flores. En su mano izquierda
porta su atributo personal: un plato, pequeña fuente, o frutero, con los pechos
que, según la leyenda, le cortaron, lo que fue uno de sus mayores tormentos,
por no renunciar a su religión.
Por esto se la considera abogada y protectora de las enfermedades mamarias de
la mujer y de las amas de cría o nodrizas. Y patrona de las mujeres casadas y
lactantes, aquellas que están dando de mamar a las criaturas. A ella la invocan
para tener suficiente leche y para que no se les agrieten los pechos
Algunos relacionan su culto y su fiesta con las Matronalia, antiguas fiestas
romanas en honor de Juno Lucina que celebraban las mujeres casadas invocando
fecundidad y protección en el momento del parto. En el fondo, esto es lo que se
hace y lo que se piensa en el día de Santa Águeda.
Fueron siempre las mujeres protagonistas y más desde que en los siglos XV y XVI
comienzan a surgir y organizarse en cofradías, denominadas aguederas, que
contribuyeron o jugaron un importante papel en el mantenimiento de la
tradición. Aunque en principio la finalidad de estas cofradías o hermandades,
como el de todas, era el servir de cauce a una devoción religiosa, o servir de
ayuda o auxilio en la enfermedad, o en la pobreza, a las cofradías menos
favorecidas, muy pronto recogieron el espíritu y actos propios de una fiesta
con ritos, ceremonias y manifestaciones de gran interés. Y no faltaban bailes,
pasacalles con dulzaineros y otros actos. Todo lo cual era indicio de que el
carnaval estaba próximo.
Lo que sí ocurre, como he dicho, incluso en la actualidad, en donde se celebra
la fiesta, es que las mujeres son las protagonistas. Ellas mandan y dirigen la
política y la economía. Para ello cuentan con la santa. La tradición era y es
mantener el poder sobre el hombre. (Hoy ya todo es distinto en la vida normal,
pues, por ley, todos somos iguales, aunque haya algunas excepciones). Pero es
preciso respetar la tradición.
Podemos decir que, al menos en este día, estamos ante una ginecocracia o
gobierno de las mujeres, que se agrupan en hermandades o cofradías y cuentan
con alcaldesas, mayordomas y corregidoras, exigen al alcalde respectivo la vara
o el bastón de mando y ordenan lo que se debe hacer, excluyendo del todo a los
hombres o admitiéndolos solamente en aquellos actos, según su conveniencia.
Celebran sus propios bailes, de mujeres solas, y en el caso de que haya hombres
ellas serán quienes les saquen a bailar. Las mujeres gozan de plena libertad en
este día y sus maridos se encargarán del hogar y de los hijos, sean pequeños o
mayores. Antiguamente hasta se permitían fumar, cosa que estaba también casi
reservada al hombre, como el decir tacos o expresiones malsonantes. Si lo
hacían era para parecerse más a ellos, que por entonces tenía la exclusiva en
este tipo de cosas.
Hoy es un buen momento para seguir recuperando la fiesta y tradición, aunque
las cosas hayan cambiado y exista igualdad desde el punto de vista legal entre
hombres y mujeres. Pero eso no quita para que se celebre, pues además
contribuiría a recordar el pasado mucho peor para las mujeres, tanto desde el
punto de vista social como económico, así como su status familiar. El día
contribuiría al reconocimiento de una realidad que existió y que ya pasó a la
historia. Porque si antes no podían ser alcaldesas, ni trabajar en cualquier
oficio o trabajo en las mismas condiciones que los hombres, ni llevar una vida
socialmente igual que la de los hombres, etc, hoy sí lo pueden hacer. La
evolución de la sociedad y sobre todo las leyes son iguales para todos.
Son varios los pueblos de los Valles de Benavente, en los que se mantiene la
tradición y se celebra fiesta, aunque de modo distinto en cada en algunos de
ellos.
En Santa Cristina de la Polvorosa asisten a la misa todas ellas vestidas con
los trajes populares y regionales, cantan en la misa y rezan a la santa.
Después desfilan por las calles del pueblo y van hacia el Ayuntamiento en donde
el Alcalde les entrega simbólicamente el bastón de mando. Terminan con una
comida y bailes a lo largo de la tarde.
A Santa Cristina acuden águedas de Santa Colomba de las Monjas, Arcos de la
Polvorosa, Villanueva de Azoague y Benavente, que, con su presencia y con sus
trajes y adornos contribuyen a dar más vistosidad a la fiesta.
En Santa Marta de Tera antes de la misa el Sr. Alcalde entrega el bastón de
mando a la mayordoma, que ocupa lugar preferencial durante la ceremonia
religiosa. El sacerdote alude a la celebración, exaltando las cualidades de
Santa Águeda. Después de la misa, el Ayuntamiento invita a la mujeres y a todos
los asistentes a tomar vermut, no faltando los bailes protagonizados por las
mujeres. Concluyen la fiesta con una comida, a la que asisten todas las de la
cofradía.
En Quiruelas de Vidriales también celebran fiesta desde hace años. Se
concentran en la plaza del pueblo y desde allí acompañadas de las charanga se
dirigen hacia la iglesia para escuchar la misa, en la que no falta el himno
nacional a la hora de la consagración, tocado por los músicos. “La mujeres se
divierten a su modo”, me decía un vecino del pueblo que se consideraba
solamente espectador de los hechos.
Pero el pueblo que con más solemnidad lo celebra, aunque sea desde una óptica
más profana, pues no celebran ni asisten a la misa, es Camarzana de Tera. Por
la tarde, hacia las 18 horas se van concentrando a las puertas del
ayuntamiento, en donde las espera el Sr. Alcalde. Vienen mujeres de Cabañas,
Pumarejo, Calzadilla de Tera y de algunos otros pueblos. El alcalde les dirige
unas palabras antes de proceder a entregar el bastón a la mayordoma de la
cofradía, que en el año 2006, recayó sobre una mujer holandesa, afincada en
Camarzana. Poco después comienza el desfile por las calles del pueblo
acompañadas por dos charangas, una con dulzaina, saxofón y tamboril y la otra
formada por cuatro gaiteros. Abren el desfile dos mujeres que llevan una cesta
llena de pastas y bizcochos.
Al llegar a la plaza de la iglesia se detienen y comienza un baile muy animado
por las dos charangas y en el que participan todas las águedas. Ofrecen dulces
a todos los asistentes y después siguen por las calles del pueblo en dirección
a la residencia de ancianos, con la intención de hacer recordar a los mayores
sus años de celebración de la fiesta. Allí vuelven a bailar e invitan a todos a
participar en la ella.
Las mujeres, aguedas por un día, de Camarzana de Tera concluyen el día con una
cena de convivencia y con música y bailes a cargo de las charangas.
Reportaje publicado en el libro
PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y
Tradiciones.