LAS VIRTUDES DE LA MUJER
MAS GRANDE DEL MUNDO
MARIA SANTISIMA
Dice San Agustín, que para merecer la protección de los Santos,
los hemos de imitar, porque viendo copiadas las virtudes en que más
cada uno resplandeció, más se mueven a pedir por nosotros.
En particular, la Reina de todos los Santos, que es nuestra mayor y
mejor abogada, después que ha sacado un alma de las garras de
Lucifer, y reconciliándola con Dios, pide que la imite aquella alma
libre, porque si en las costumbres no se le parece, no seguirá
enriqueciéndola con sus beneficios.
Esta es la razón de que tanto ame y llame dichosos a los que
siguen sus hullas; que muy cierto es que el que ama se asemeja
o procura asemejarse al amado, según el proverbio.
Ni hay obsequio más grato que la imitación ni se puede nadie
tener por verdadero hijo de María, sino el que procura vivir
como ella vivió.
Haga pues, todo hijo por imitar a tan amorosa Madre, si
desea lograr sus caricias.
Sea con ella buen hijo, y ella será con él buena Madre.
Hablando ahora de sus virtudes, aunque poco dejaron
escrito los Evangelios, basta que asegurasen que estaba
llena de gracia, para que entendamos que todas las poseyó
y en el grado más heroico y perfecto a que se puede llegar;
de modo que, como dice Santo Tomás, habiendo sido los
otros Santos excelentes en alguna virtud particular, María
en todas lo fue, y de todas la puso Dios a los fieles por
ejemplar y modelo.
Y como los Santos Padres enseñan que la humildad es
el fundamento de todas, veamos primeramente lo grande
y admirable que fue la humildad de María
BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES.
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