Miles de personas, procedentes de varios países, han asistido en Valladolid a la beatificación del Padre Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735), máximo difusor de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y primer religioso español que ha recibido la consideración de beato fuera del Vaticano.
El acto se ha celebrado desde un presbiterio creado para la ocasión,
comandado por un retrato del beato y una imagen Sagrado Corazón de
Jesús y asentado sobre piedras y flores traídas de Torrelobatón
(Valladolid), su pueblo natal.
El arzobispo italiano y
prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo
Amato, ha presidido la ceremonia y ha sido el responsable de leer, en
latín, las carta apostólica del Papa Benedicto XVI con la que se
beatifica al Padre Hoyos.
En ella, el Sumo Pontífice ha anunciado la inscripción del Padre Hoyos en el libro de los beatos y ha especificado que la celebración en honor al beato tendrá lugar el 29 de noviembre de cada año, fecha de su muerte a causa del tifus en 1735.
En la homilía, Amato ha destacado que el Padre Hoyos fue el primero en
considerar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como un "instrumento
de santificación personal y de eficaz apostolado", que utilizó para
"contar al mundo la riqueza del amor infinito" que significa esa imagen.
'Un gran testigo de la perfección cristiana vivida con serenidad'
"Si bien era pequeño de estatura y de delicada apariencia, el Padre
Hoyos es un gran testigo de la perfección cristiana vivida con
serenidad y ternura, pero con solidez y sin connotaciones pueriles", ha
incidido.
El prefecto ha recordado a los creyentes que todos los bautizados están llamados a la santidad, una faceta que "no debe ser exclusiva de los sacerdotes y de los consagrados", y que debe ser "la vocación de los discípulos".
Ha agregado, asimismo, que el Beato Bernardo ofrece a los cristianos un
"extraordinario mensaje de bondad y caridad" y les invita a confiar en
el Corazón de Jesús para obtener "el amor que debe animar" a las
personas en su familia, su vida social y su trabajo.
Acompañado en el altar del presidente de la Conferencia Episcopal, el
cardenal y arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, y del nuevo
arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, Amato ha asegurado que esta
beatificación supone "una gran alegría para la Iglesia Católica" y un
"honor" para España, "tierra noble de santos y de mártires".
Ya en la liturgia eucarística, cerca de un centenar de sacerdotes se
han desplazado alrededor de todo el paseo del parque del Campo Grande
vallisoletano para repartir la comunión entre los fieles, portando en
sus manos cien copones elaborados para la ocasión por el artesano de la
localidad vallisoletana de Arrabal de Portillo José Laguna.
Amplia asistencia
A la ceremonia han asistido unos cuatrocientos sacerdotes y más de
medio centenar de obispos y arzobispos, y ha estado acompañada en todo
momento por los coros Diocesano, Diocesano Joven y Diocesano de Niños y
por las melodías del órgano de Pilar Cabrera.
El Padre
Bernardo Francisco de Hoyos nació en Torrelobatón (Valladolid) en 1711
y falleció a los 24 años a causa de un tifus que le fulminó en catorce
días, después de su ordenación sacerdotal y en el proceso de asunción
del cuarto voto de obediencia al Papa que fija la doctrina jesuita.
Se le atribuye el milagro después de su muerte, lo que le ha valido la
beatificación, de curar en 1936 a una joven de 23 años, hija de unos
agricultores del municipio salmantino de San Cristóbal de la Cuesta
(Salamanca), que padecía un tumor intestinal de cinco kilogramos.
Para
favorecer la asistencia de los fieles al acto, la Diócesis de
Valladolid decidió no celebrar esta mañana misas en la provincia