Las Rosas De Babilonia
No me preguntes cómo pasa el tiempo. El caso es que ya estoy un poco sordo y el pelo me blanquea.
Sin embargo, aún siento un no sé qué,
algo muy tenue (como un temblor de luna en un estanque), aquí, justo en la boca del estómago, cada vez que te miro.
Qué curioso, qué curioso, ¿verdad?
Qué raro: el tiempo, que en Babilonia destruyó las rosas, que terminó con Júpiter y a polvo redujo los imperios y las caras (que todo se lo lleva por delante como un rinoceronte enloquecido), me parece que hoy se va a dejar los dientes (por lo menos), en su inútil empeño de ir borrándote esos ojos que intactos? yo lo quiero? aquí se quedan!!
de Víctor Botas
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