
FIESTA DE LA ASUNCIÓN
Apoc. 11,19; 12,1-6.10. 1 Cor. 15,20-26. Luc. 1,39-56
El proyecto de amor eterno de Dios hacia el hombre se vio de algún modo reorientado, después del pecado de Adán y Eva, hacia el amor redentor.
Dos textos bíblicos, ideológicamente paralelos, confluyen en esta providencia salvadora:
El primero, inmediato al primer pecado, profetiza el triunfo de la mujer y su linaje sobre la serpiente, inductora del mal: “Pondré enemistades entre ti y la mujer…”
El segundo (del apocalipsis) certifica, proféticamente también, este triunfo del bien sobre el mal: ”Apareció un gran portento en el cielo…”.
Entre ambos textos se desenvuelve la biblia entera, la historia de la salvación.
Los personajes son siempre los mismos: una mujer, su descendencia, la serpiente o el dragón y, “entre bastidores”, siempre Dios.

1. En la primera lectura litúrgica de este día, tomada del Apocalipsis, San Juan escenifica el triunfo final de la mujer y su linaje:
a) El escenario es la Jerusalén celeste; rayos y truenos indican la presencia divina al estilo del A.T. (recuérdese el Sinaí); la presencia del arca de la lianza acentúa la santidad del lugar: ”Se abrieron las puertas del templo de Dios y dentro de él se vio el arca de la alianza”.
b) Aparece el primer personaje, figura portentosa, descrita con lenguaje épico:
‘una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, y doce estrellas por corona; está encinta y a punto de dar a luz’.
c) Aparece el 2º personaje, igualmente portentoso, (descrito con atavíos y poderío demoníacos):
‘un enorme dragón rojo… frente a la mujer, dispuesto a devorar el niño en cuanto naciera’. d) ‘Nace el niño y es llevado junto al trono de Dios; la mujer huye a lugar seguro’.
El dragón queda, por tanto, burlado.
e) Celebración del triunfo de la mujer y su linaje: “Se oyó una gran voz en el cielo: Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías”

N.B. Hoy el texto suele atribuirse al pueblo de Dios, últimamente a la Iglesia. Pero es fácil establecer la relación entre la mujer-María y su hijo-Jesús; por lo que la Liturgia propone una lectura mariológica para las fiestas de la Virgen. Tanto el hijo como María triunfan del mal, siendo elevados hasta el trono mismo del Señor.

2. La segunda lectura pronostica nuestro triunfo de la muerte. En ella se repite la misma idea del triunfo mesiánico sobre el pecado y su consecuencia –la muerte- pero en la versión teológica de San Pablo. Su argumentación se dirige a probar la resurrección de todos los hombres contra la doctrina de los gnósticos, que la negaban.
Tesis de Pablo: “Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto”.
(Como las primicias eran las primeras espigas ofrecidas en el templo, y representaban toda la cosecha, así Cristo al resucitar, representa a cuantos han muerto y un día tambiénresucitarán.)
Explicación: San Pablo establece el paralelismo entre Adán-pecador y Cristo-salvador:
Por un hombre, Adán, llegó el pecado y con el pecado la muerte;
Por otro hombre, Cristo, vino la salvación y con ésta la resurrección.
“Así como todos mueren en Adán, del mismo modo en Cristo todos resucitarán”. Pero cada uno a su tiempo:
Primero Cristo como primicia.
Luego los cristianos, en la parusía (o segunda venida de Cristo);
El último enemigo aniquilado será la muerte.

N. B. Si María murió, fue por asemejarse a su Hijo; pero siendo Ella la madre de Jesús, inmaculada, corredentora, mediadora de la gracia…, parece hasta racionalmente lógica su asunción en cuerpo y alma al cielo, ya que no existió en Ella el pecado, causa –según San Pablo- de la muerte.
3. La lectura del evangelio recoge la visita de María a su prima Isabel, con el cántico de alabanza de Isabel a María, y el Magnificat en que María revierte todas las alabanzas al Señor.

(Acabo de ver y oír (en texto y video) en el Panel de Mensajes el Magnificat presentado por VAINICA; por lo que invito a visitarlo y abrevio yo comentarios)
