Una larga caravana de camellos avanzaba por el desierto hasta que llegó a un oasis y los hombres decidieron pasar allí la noche.
Conductores y camellos estaban cansados y con ganas de dormir, pero cuando llegó el momento de atar a los animales, se dieron cuenta de que faltaba un poste. Todos los camellos estaban debidamente estacados excepto uno. Nadie quería pasar la noche en vela vigilando al animal pero, a la vez, tampoco querían perder el camello. Después de mucho pensar, uno de los hombres tuvo una buena idea.
Fue hasta el camello, cogió las riendas y realizó todos los movimientos como si atara el animal a un poste imaginario. Después, el camello se sentó, convencido de que estaba fuertemente sujeto y todos se fueron a descansar.
A la mañana siguiente, desataron a los camellos y los prepararon para continuar el viaje. Había un camello, sin embargo, que no quería ponerse en pie. Los conductores tiraron de el, pero el animal no quería moverse.
Finalmente, uno de los hombres entendió el porqué de la obstinación del camello. Se puso de pie delante del poste de amarre imaginario y realizó todos los movimientos con que normalmente desataba la cuerda para soltar al animal. Inmediatamente después, el camello se puso en pie sin la menor vacilación, creyendo que ya estaba libre.
Este cuento nos enseña como nos limitan las creencias y no la realidad. ¿Tu eres como este camello, estás atado sin cuerda? ¿A qué esperas para comenzar a caminar?
¡Hola, CaTuMpi! Me ha gustado mucho tu 'Cuento Sufí'. Pero a medida que lo leía, suponía la conclusión contraria a la del cuento, y pensaba: Qué inteligente es este camello, que no se deja llevar por la reata de los demás camellos, 'debidamente estacados' o 'cansados y con ganas de dormir'; ni siquiera por los camelleros que quieren hacer de él uno de tantos animales. Este camello --pensaba yo-- quiere a su amo, y le basta conocer su voluntad, sin necesidad de postes o ataduras. Los gestos han sido para él la expresión de la voluntad de su amo.
Y pensaba que, efectivamente, en las CREENCIAS sucede algo parecido. La fe -la cristiana- es algo libre, voluntariamente aceptado y querido, sin postes ni cuerdas. Dios no "ata" a nadie. Si quieres, sí hay un 'poste': el del Calvario. Y la única cuerda es el amor, sobre todo el amor clavado en ese poste. "Dios es amor".
¡Qué feliz me sentiría yo de obrar tan libre de reatas y caravanas como ese camello, y sentirme asímismo llevado por ese "ronzal" invisible de la voluntad de Dios!