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General: ¡BIEN DICHO, MAESTRO!
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Sariasm  (Mensaje original) Enviado: 07/11/2010 17:38

A7.gif picture by silvygilbert

DOMINGO XXXII

Mac. 7, 1-2. 9-14; Tes.2, 16--3, 5;Lc 20, 27-38

¡BIEN DICHO, MAESTRO!

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Dos observaciones previas:

1ª: Los Saduceos eran un partido político-religioso, reclutado especialmente entre la clase sacerdotal. Aunque numéricamente reducido, ocupaba las clases superiores del sacerdocio, incluido el sumo sacerdote. Políticamente aceptaban la ocupación y cultura romanas. De la Biblia, sólo admitían la Torá o Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia, atribuidos a Moisés), por lo que negaban la resurrección, de la que no se habla en estos libros; en efecto “los saduceos niegan la resurrección y los ángeles y el espíritu” (Hech. 23,8).
2ª: Ley del Levirato: (El término “levirato” procede del latino ‘levir’ que significa ‘cuñado’). El Deuteronomio (25, 5) prescribe: si un marido muere sin descendencia, su hermano debe casarse con la cuñada viuda; el primogénito que nazca continuará el nombre del hermano muerto, y así no se borrará su nombre en Israel.

EVANGELIO

“Peregrinar es salir de uno mismo para ir al encuentro de Dios”.
Acabo de oír estas palabras de labios del Papa Benedicto XVI en Santiago de Compostela. Y ésta es la idea que preside el evangelio de Lucas, al situar las enseñanzas del Señor sobre la ruta de un camino, de una peregrinación de Jesús a la ciudad santa de Jerusalén. Este camino de Jesús es también el símbolo de la peregrinación del hombre hacia la eternidad.
El texto del evangelio de hoy se sitúa ya en la meta de esa peregrinación, en Jerusalén. El final del camino señalará pronto el final de la vida de Jesús. Y señala también, en el evangelio de este domingo, el final de la peregrinación cristiana: la resurrección.
Se acercaron a Jesús unos saduceos,
que niegan la resurrección,

Los saduceos pretenden que Jesús quede en ridículo. Para ello le proponen un caso que hoy calificaríamos de teología bíblica. Toman como pretexto una cita del Deuteronomio (25,5), donde se establece la ley del “levirato”, y tejen una hipotética historia, como objeción para la existencia de la resurrección:

… y le dijeron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito:

Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos,
cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano.
Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella,
y así los siete murieron sin dejar hijos.
Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer?
Porque los siete han estado casados con ella.»

Se trata seguramente de una objeción frecuente en los debates entre saduceos y fariseos; éstos sí creían en la resurrección. Los saduceos parten de un hipotético cielo materialista; consideran la vida futura como una prolongación de la actual, con la misma necesidad de procrear para mantener la supervivencia de la especie humana.

Según Mateo (22,29), Jesús comienza denunciando la ignorancia de sus adversarios: —“Andáis descaminados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios”. Luego resuelve la objeción, teniendo como trasfondo la misma Ley de Moisés que aducen los saduceos. (Es el modo de argumentar propio de los rabinos). Según dicha Ley (Gen.1,29;9,1; etc.), el fin primordial del matrimonio es la procreación para perpetuar la especie: “creced, multiplicaos y llenad la tierra”. Pero en la vida futura no se precisará procrear, porque los resucitados “ya no pueden morir, son como ángeles”. Por tanto en la vida futura no es necesario el matrimonio que, mediante la procreación, asegure la supervivencia de la humanidad glorificada.

Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan;

pero los que sean juzgados dignos de la vida futura

y de la resurrección de entre los muertos no se casarán.

Pues ya no pueden morir, son como ángeles;

son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.

Resuelta la dificultad del problema matrimonial aducida por los saduceos, Jesús ofrece un argumento positivo en favor de la Resurrección. Y toma como premisa la misma Ley Mosaica (Ex.3,15), norma de fe de sus adversarios:

Y que resucitan los muertos,
el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza,
cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob".
No es Dios de muertos, sino de vivos;
porque para él todos están vivos.»

¿En qué consiste la prueba? Abraham, Isaac y Jacob vivieron hacia el s. XVIII y XVII a.C. Moisés, unos cuatro siglos después, hacia el s. XIV a.C. Por tanto, cuando Moisés dice que el Señor es Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, está afirmando implícitamente que estos patriarcas, fallecidos varios siglos antes, siguen viviendo en algún lugar, ya que el Señor no es Dios de muertos sino de vivos. Si no fuera así, tampoco tendrían sentido las promesas hechas a estos patriarcas, núcleo religioso de la Historia de Israel.

La argumentación de Jesús pareció a los oyentes, no solo convincente, sino excelente. Mateo constata: “La gente al oírle, quedaba maravillada de su doctrina” (22,33). Y Lucas corrobora: “Algunos escribas dijeron: Bien dicho, Maestro”. Y apostilla, quizá con cierta ironía: “Y no se atrevían a preguntarle más”. (Lc. 20,39-40).

*Fondo por Vainica *



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: VAINICA Enviado: 07/11/2010 21:03
     ¡Que bien nos explicas el Evangelio!
           Muchísimas gracias Sariasm.
 


 
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