Había una pareja de viejitos....
Tenían 85 años cada quien y habían estado casados durante 60 años.
Aunque no eran millonarios, su vida era cómoda porque eran
cuidadosos con el dinero.
Eran saludables a pesar de sus años y eso se debía en gran parte
en la insistencia de ella de que comieran comida saludable y que
hicieran ejercicio. Un día, sin embargo, esa vida saludable no los pudo
salvar. Salieron de vacaciones y su avión se accidentó mandándolos
directamente al cielo.
Llegaron con San Pedro y los recibió a la entrada del cielo.
Los llevó a una mansión amueblada, cubierta de oro y con muebles forrados
de seda fina, una cocina con todo, más una catarata bellísima adornando la
recamara principal.
Una criada estaba desempacando su ropa favorita y preparando la
casa para que no les faltara nada. Estaban anonadados cuando
San Pedro les dijo"bienvenidos al cielo.
Esta será su nueva casa de ahora en adelante."
El viejito le preguntó a San Pedro cuánto les iba a costar todo eso.
Pues nada, le contestó San Pedro, recuerda que esto es su recompensa
por haber vivido como Dios manda.
El viejito miró por la ventana y ahí mismo vio un campo de golf de
primera clase, mejor y más bonito que cualquiera jamas hecho en tierra.
¿Cuánto cuesta jugar en el club? Le preguntó a San Pedro.
Estamos en el cielo, puedes jugar gratis todos los dias, las veces que quieras.
Luego se fueron al restaurant del club y vieron una mesa cubierta
de toda clase de comida imaginable: mariscos, carnes, postres
exóticos, bebidas de todas clases.
Ni me preguntes, le dijo San Pedro, todo es gratis.
El viejito vio todo y algo nervioso le echó una mirada a su esposa.
Bueno,le preguntó a San Pedro, ¿en dónde están las comidas dietéticas,
sin grasa y bajo en colesterol? ¿Y en dónde está el café descafeinado?
Lo mejor de todo esto es que puedes comer y beber lo que quieras
y cuando quieras, y nunca te enfermarás ni engordarás. ¡Están en el Cielo!
¿Me estás diciendo que no es necesario hacer ejercicio?
Solamente si tú quieres, le contestó San Pedro.
¿No tengo que controlar ni el azúcar ni la presión?
No, le contestó San Pedro, nunca jamás. Nada más tienes que
disfrutar de la manera que más te plazca!
El viejito miró a su esposa y le dijo:
"Tú y tus cereales de pamplinas ...
pudimos haber llegado aquí hace diez años!"