TODAS SOMOS UNA
Vienen
días nostálgicos, sí, por eso vamos a tomarnos todas de las manos, con
el pensamiento puesto en el cariño de las mujeres y hombres de la
familia que nos han precedido, que ya no están aquí pero siguen
amándonos, iluminando nuestro camino. Y Vamos a hacernos regalos.
Cada día al despertarnos propongo que unas a otras nos mandemos sentimientos de cariño, aunque no nos conozcamos.
El primer sentimiento y el más grande, que sea para la niña, pequeña y asustada, que todas llevamos dentro.
En ese camino que es la vida vamos juntas y en un tramo u otro todas rompemos en llanto.
No pasa nada, dejemos que las lágrimas resbalen por nuestras mejillas.
Las lágrimas son mano de santo, aligeran el dolor, limpian el corazón y dejan espacio a la calma.
Si tenemos que llorar, lloramos, no pasa nada. Cuanto más grande sea la lloradera, más liviana y alegre se siente el alma.
Otro de los regalos que quiero compartir es la alegría. ¿Por qué no sentir destellos de felicidad? ¿A caso no lo merecemos?
En
el otro lado, nuestros hijos, padres, madres, maridos, esposas,
abuelos, amigos y hermanos son felices y su felicidad es más completa
si intuyen la nuestra.
Vamos
a juntar cada día trocitos de amor y cuando tengamos una bola grande,
la envolvemos en un papel bonito, le colocamos un lazo grande y se la
regalamos.
Vamos
a ser todas una; las que se levanten con fuerzas, que vistan y peinen a
las que desfallezcan. Las que desfallezcan, que se dejen vestir y
peinar porque, tal vez mañana, se sentirán ellas con la fuerza de mimar.
No
estamos solas, de verdad. En este planeta que gira alrededor del sol,
en este Universo infinito, el plan es perfecto y todo, todo, es
posible. No existe solo una verdad.