DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO
EVANGELIO
Mat. 4,12-23
En el evangelio de hoy podemos distinguir claramente tres partes de exposición, mas una cuarta de conclusión:
1ª Presentación mesiánica de Jesús predicando en Galilea.
2ª Mensaje o tema de su predicación
3ª Primeros colaboradores en el apostolado
Conclusión
1ª parte: Presentación mesiánica de Jesús predicando en Galilea.
La actividad mesiánica de Jesús (igual en todo a nosotros, excepto el pecado (Hebr. 4,15)) comienza determinada, según Mateo, por la acción del Espíritu Santo y la contundencia de los hechos cotidianos.
Cuando se entera de que Juan Bautista está predicando el reino de Dios allá por el Jordán (en Bethabara, cerca de Jericó, al norte del mar Muerto), Jesús abandona su vida tranquila en Nazaret; y se presenta ante Juan como su discípulo, haciéndose bautizar por él. Juan protesta, reconociendo la propia inferioridad, pero Jesús le replica: “Deja eso ahora. Conviene que cumplamos el plan salvador de Dios” (Mt 3, 13-17).
Pero Juan acaba de ser arrestado por el incestuoso Herodes Antipas: y así finaliza su misión de precursor. Ante esta noticia Jesús se retira—por prudencia—a la región de Galilea, al Norte de Palestina, estableciendo el centro de su actividad en Cafarnaúm. Mateo lo narra así:
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, junto al lago,
en el territorio de Zabulón y Neftalí.
Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Esta presentación de Mateo es sin duda solemne y detallada. Por supuesto el momento no carece de importancia: Jesús comienza su vida pública y definitiva. Pero incluye también una explicación para sus lectores:
Como buen judío, Mateo, que escribe inmediatamente para comunidades cristianas procedentes del judaísmo, aprovecha cualquier oportunidad para probar que en Cristo se cumplen las predicciones proféticas del Antiguo Testamento: Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías.
“País de Zabulón y país de Neftalí”: En la división de Palestina entre las doce tribus de Israel, gran parte de Galilea correspondió a Zabulón y Neftalí.
Galilea de los gentiles: En el año 721 a.C., el imperio asirio se adueña del país palestino del Norte (Israel), deporta a sus habitantes, y recoloniza el país con extranjeros, ajenos a la religión monoteísta judía. Esta población de origen pagano o “gentil” motivó que la situación religiosa de esta zona fuera siempre precaria, y que hasta el profeta Isaías pudiera denominarla Galilea de los gentiles. Mateo ve cumplida aquí la gran profecía mesiánica de Isaías.
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2ª parte: Mensaje o tema de su predicación
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
-«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
El mensaje de Jesús es el mismo que Mateo pone en labios del Bautista: "Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos" (Mt 3,2).
Estas palabras sitúan a Jesús (siempre según Mateo) como continuador del mensaje de salvación, iniciado ya por Juan.
Sin embargo, aunque las palabras sean las mismas, el evangelista Mateo muestra ya algunas diferencias, que irá acentuando a lo largo de su evangelio.
Por de pronto, Jesús no vincula la conversión al rito bautismal de Juan. Y su actitud dista mucho del proceder del Bautista: ni viste con piel de camello, como Juan; ni habla de la ira inminente de Dios, ni del hacha a punto de talar árboles (Mt.3,1-12). Sólo afirma la proximidad del reino de los cielos o reino de Dios; es decir, la proximidad de Dios mismo. Y este acercamiento de Dios al hombre, exige del hombre una nueva actitud: la conversión, la aceptación de esa proximidad divina con todas sus consecuencias.
Por otra parte, Jesús inicia su apostolado, no en Judea o el valle del Jordán, zonas preferidas de Juan, sino entre “gentiles”, presagio de la universalidad del reino del Dios.
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3ª parte: Primeros colaboradores de su apostolado
Ante la proximidad del reino, Jesús pide un cambio de actitud. Y este cambio comienza a realizarse en el seguimiento de Jesús:
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos,
a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano,
que estaban echando el copo en el lago,
pues eran pescadores. Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos,
a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan,
que estaban en la barca repasando las redes,
con Zebedeo, su padre.
Jesús los llamó también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Estrechamente unido a la proclamación del mensaje, se propone el seguimiento de los discípulos. Quizá convenga destacar:
Primero: El episodio se ubica a las orillas del lago, donde los hombres trabajaban. La llamada de Dios puede venir en cualquier momento y en cualquier lugar, en el entorno corriente, en el mismo puesto de trabajo. No hay preparaciones solemnes o escénicas: “el reino de Dios está entre vosotros”
Segundo:: La iniciativa es siempre de Jesús (vio, les dijo, los llamó, venid, seguidme). La vocación es una gracia, y la gracia viene siempre de Dios. Al hombre le corresponde aceptarla o rechazarla
Tercero: La llamada al seguimiento de Jesús exige siempre desprendimiento. Pedro y Andrés dejan las redes; Santiago y Juan dejan la barca y a su padre, es decir, lo dejan todo, hasta la familia. [“El que pone la mano al arado, y mira atrás, no es apto para el reino” (Lc. 9,62)]
Cuarto: el seguimiento de Cristo supone siempre una misión apostólica, para colaborar en las tareas del reino: “seguidme, y os haré pescadores de hombres”.
Quinto: La respuesta de los primeros discípulos es ejemplar y envidiable: "Y al instante le siguieron"
Conclusión de Mateo:
Jesús recorría toda Galilea,
enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino,
curando las enfermedades y dolencias del pueblo.