Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante:
Intentar darme una muy buena formación.
Ysi no la adquirí, fue culpa mía.
Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depresión y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.
A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".
Porque si son buena gente harán un mundo bueno.
Por tanto
Menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:
que sepan distinguir el bien del mal,
que no digan que todo vale,
que no miren para otro lado ante la corrupción,
que piensen en los demás,
que sean generosos. . . .
En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.
Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven vasca con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho...
"qué hijos íbamos a dejar a este mundo".
O sea que a esa señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar...
Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres.
Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
Pero lo fundamental es lo otro:
Los Padres.
Ya sé que todos tienen mucho trabajo,
que las cosas ya no son como antes,
que el padre y la madre llegan cansados a casa,
que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva,
que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.
Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.
Leopoldo Abadía
P. D .
1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.