Decálogo de la serenidad
trataré de vivir exclusivamente el día sin querer resolver el problema de mi vida, todo de una vez.
tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras no criticaré a nadie, no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
trataré de ser feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad no sólo en el otro mundo sino en este también.
me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas, a mis deseos.
dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura, es necesaria para la vida del alma.
haré una buena acción y no le diré a nadie.
haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
me haré un programa detallado quizá no lo cumpliré cabalmente y me redactaré y me guardaré de dos calamidades "la prisa y la indecisión"
creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo
no tendré temores, de manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad!!
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