En pocas fiestas la liturgia de la misa católica rubrica la segunda lectura con un sencillo poema llamado “Secuencia”. Se trata de composiciones, —exposición y súplica—, en verso rimado, de origen medieval, escritas (por tanto) originariamente en latín tardío. Fueron en aquella época muy frecuentes—se han conservado más de 5000—aunque hoy, en la práctica litúrgica, se reducen a dos o tres. La secuencia del día de Pascua—titulada en latín “Victimae paschali laudes”—se atribuye a diversos autores entre los siglos XI al XIII, con preferencia a un monje del s. XI, llamado Wopo de Burgundia. Éste es el texto, en español:
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y muerto el que es Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
—A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Amén. Aleluya.
*Fondo por Vainica*
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