El tiempo es infinito en Tus manos, Dios mío.
¿Quién podrá contar tus minutos?
Pasan días y noches, se abren los años
y luego se mustian, como flores.
Tú sabes esperar.
Tus siglos vienen uno tras otro,
perfeccionando la florecilla del campo.
Pero nosotros no podemos perder nuestro tiempo,
y tenemos que echarnos de cabeza a nuestras ocupaciones.
¡Somos demasiado pobres para llegar tarde!
Y así, el tiempo se va mientras yo se lo estoy dando
a los otros que,irritados, lo reclaman.
Y así tu altar está sin una sola ofrenda.
Por la tarde, me apresuro temeroso,
no vaya a estar cerrado tu portal.
Pero siempre llego a tiempo.
(Rabindranath Tagore)