Quédate, buen Jesús, que anochece y se apaga la fe; que las sombras avanzan, Dios mío, y el mundo no ve. Quédate, por piedad, no te vayas, porque Tú eres amor,. y una nube derrama en mi mente su tul de dolor, su tul de dolor. Quédate con nosotros tus hijos ¡Oh divino Jesús! te decimos lo mismo que un día los dos de Emaús; no te vayas, Jesús que anochece y se apaga la fe, que las sombras avanzan, Dios mío, y el mundo no ve. Con vosotros me quedo, las sombras tendiéndose van; ¡ay por siempre! ¡ay de aquel que no crea! ¡ay de aquel que no crea! al partir yo el pan.