LA ASCENSIÓN
No ascendiste veloz y en raudo vuelo, -como quien, impaciente, al fin se ausenta- ascendiste como a cámara lenta, como si algo te atara aún a este suelo.
Entre nubes de gasa y terciopelo, te veían subir -mirada atenta- con un manto de luz por vestimenta y en sus ojos tristeza y desconsuelo.
Tú eres, Señor, la fuerza que me impulsa, que aligera mi peso y que me eleva y el miedo a las alturas de mí expulsa.
Es mi fe en tu Ascensión la que me lleva a saber trascender mi historia insulsa, y a buscar "cielo nuevo y tierra nueva".
J. L. Martínez
A LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Jesús, mi amor, que en una nube de oro, engendrada del llanto de tu ausencia, al Cielo te trasladas en presencia del, si alegre, dichoso, santo coro,
mi corazón se va tras su tesoro; tras Ti se va con alta diligencia, y yo te sigo en dulce competencia, con codiciosos vista y triste lloro.
¿Cómo oirás, oh mi bien, el llanto mío, si vas adonde nunca entró la pena? ¡Bien que en tus manos llevas mi memoria!
Lejos yo, cual mis ojos, hechos río, el fuego templan que en mi pecho suena, templaré mis querellas con tu gloria.
P. Espinosa
*Fondo por Vainica *
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