sentí que me partieron el corazón en pedazos.
En ese momentito me sentí inundada de amor, pero ese amor venía
acompañado por un miedo enorme.
Un miedo de saber que de ahora en adelante cada segundo de cada
minuto de cada hora de cada día
este pedacito de carne mío, ya no esta dentro de mi y esta expuesta
al mundo entero.
Minutos después de nacer mi hija nos alejaron millas de distancia
para poderle dar los cuidados médicos que ella requería.
Yo me tocaba mi vientre vacío y sentía ese miedo frustrante.
Mi hija ahora ya va a estar libre para algún día ser su propia persona.
Y me preguntaba como mi valiente Madre pudo haber soportado este dolor
y esta incertidumbre cuando yo nací.
Así que la primera vez que sentí su manita deteniendo
no mi mano sino mi dedo pulgar
con tanta fuerza mi corazón me decía que yo siempre voy a estar
justo a su lado para protegerla de cualquier peligro y no dejar que
absolutamente nada le pase.
Pero al mismo tiempo mi inconsciente me decía que eso no es verdad,
porque esta pequeñita no es mi propiedad.
Es simplemente mi misión en la vida de guiarla, aconsejarla y protegerla
hasta que ella me permita hacerlo.
Porque va a llegar el día en que sus alas se abrirán
y ella va a querer ser libre e independiente así como un día lo hice yo.
Sin darme cuenta pensé en lo que mi Madre podría estar
sintiendo y sufriendo.
Al pensar esto mi corazón una vez mas se lleno de ese miedo
tremendo que casi no podía soportar
y me pregunte como fue que mi valiente Madre pudo soportar
y sobrevivir ese dolor tan grande.
Antes de nacer mi hija, mi pequeñita, siempre pensé que mi
Mama no me quería dejar ser libre.
Ahora entiendo que lo único que ella hacia era darme amor por
medio de sus cuidados y sus consejos.
Uno aprende tanto cuando nace su bebe...
Madre toda mi vida te he admirado, porque eres un ser
intachable y maravilloso.
Que siempre has dado hasta la ultima gota de tu sangre por
nosotros tus hijos y por tu propia Madre.
Pero ahora que yo soy Madre no encuentro palabras para