SANTIAGO APÓSTOL
Nació en Betsaida; era hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Juan. Habitaban en Cafarnaúm, trabajando en el negocio familiar de pesca en el Lago de Genesaret. Estaban asociados en las tareas de la pesca con otra pareja de hermanos, Pedro y Andrés. Los cuatro fueron elegidos como primeros discípulos por Jesús, formando Santiago con Pedro y Juan el grupo de predilectos del Señor.
Santiago estuvo presente en los milagros y momentos más importantes de Jesús: resurrección de la hija de Jairo, Transfiguración y agonía de Getsemaní.
Aparece en los evangelios como un hombre apasionado, capaz de pedir, junto con su hermano Juan, que bajase fuego del cielo y arrasara a un pueblo samaritano, que se negaba a dar hospedaje a Jesús (Lc, 9, 33). Por este temperamento apasionado Jesús apodó a los dos hermanos con el sobrenombre de Boanerges (hijos del trueno) (Mc, 3,17).
Santiago murió decapitado por orden de Agripa, rey de Judea, hacia el año 42, convirtiéndose en el primer apóstol mártir ( Act, 12,2).
Desde la antigüedad está muy difundida la tradición de que Santiago había predicado el Evangelio en los confines de Occidente, sin excluir la aparición de la Virgen del Pilar en Zaragoza.
Durante la Reconquista, se invoca a Santiago para obtener la ayuda divina en la lucha contra el enemigo infiel. Especialmente notoria se considera su protección en la batalla de Clavijo (23-5-844), en la que el ejército cristiano, numéricamente muy inferior, vence al del árabe Abderramán II. Surge entonces la leyenda del Santiago Matamoros, frecuente en estandartes y retablos de nuestras iglesias.
Por esta época, y después de la invasión musulmana, la devoción a Santiago pasa los Pirineos, siendo venerado como patrono de los reinos cristianos. Hacia el siglo X se consolida la peregrinación a Compostela, aunque el período de mayor afluencia de peregrinos lo marcan los siglos XI y XII. Los monarcas favorecen el Camino de Santiago con infraestructuras, lugares asistenciales y privilegios. A su vez el Papa Calixto II, en 1122, declara Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincida en domingo. El Camino de Santiago, vehículo de cultura y arte, convierte a Compostela, junto con Jerusalén y Roma, en meta de peregrinación de toda la cristiandad.
Con alternancias de mayor o menor esplendor, la figura del apóstol y Su Camino, han ejercido gran influencia en la historia de España. Su intervención ni siquiera pasó desapercibida en la mente de los descubridores y conquistadores de Hispano-América; he aquí un texto significativo:
"Y como cayó en tierra se espantaron los yndios y dijeron que abia caído yllapa, trueno y rayo del cielo,... Y asi bajó el señor Santiago a defender a los cristianos. Dizen que vino encima de un cavallo blanco,... y el santo todo armado y su bandera y su manta colorado y su espada desnuda y que venía con gran destrucción y muerto muy muchos yndios y desbarató todo el cerco de los indios a los cristianos que había ordenado Manco Inca y que llevaba el santo mucho ruido y de ellos se espantaron los indios. (..) Y desde entonces los indios al rayo lo llaman y le dicen Santiago... (F. Guaman Poma, 1615).
En nuestros días la peregrinación a Santiago parece recobrar su antiguo esplendor. En 1985 la UNESCO declaró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad. Pueden los historiadores poner en duda, o negar abiertamente, cualquier dato del apóstol con referencia a España. En el aspecto religioso carecería de importancia. Lo verdaderamente importante, y lo incuestionable bajo cualquier punto de vista, es que Santiago Apóstol ha sido y sigue siendo, desde España, un centro de irradiación cultural y religiosa para el mundo.