¡DINOS SEÑOR!
Dónde ir y a quien alimentar con nuestras presencias y palabras,
con nuestros gestos y compromiso.
Los nombres y las calles donde multiplicar y hacer presente
el pan y los peces de nuestra misericordia y delicadeza.
Los corazones solitarios necesitados de la masa
y la harina que es el pan de nuestra compañía.
¡DINOS CÓMO!
Permanecer atentos al sufrimiento humano
sin necesidad de huir despavoridos en dirección contraria.
Compartir parte de nuestra riqueza
sin, a continuación, mirar el vacío
o la ansiedad que dejó en nuestros bolsillos.
Salir de nosotros mismos sin pensar que es de necios
poner en la mesa de la fraternidad el pan fresco de cada mañana
o las horas gratuitamente gastadas.
Cómo hacer posible ante los ojos del mundo la justicia
cuando, cada día que pasa, parece utópico
y poco menos que un imposible.
¡DINOS SEÑOR!
Una palabra ante la situación de la violencia,
para poder llevar el pan de la PAZ
Una palabra ante el drama del egoísmo,
para que podamos ofrecer los peces de la hermandad.
Una palabra ante la enfermedad,
para que inyectemos el pan de la solidaridad
¡DINOS CÓMO!
Dar de comer a quien no pide precisamente tu pan, sino aquel otro que perece y que en esta vida caduca.
Presentar el mensaje de tu vida,
cuando hay tanta hartura de golosinas
que embaucan, endulzan y malogran el paladar de la humanidad.
Trabajar, y no caer en ese empeño,
para que la fuerza del hombre no esté en lo que aparentemente se multiplica
sino en aquello que, por dentro, de verdad le enriquece y que en el mundo escasea.
¡DINOS TÚ, SEÑOR! ¡DINOS CÓMO… SEÑOR!
¡Cómo con tan poco, pudiste Tú hacer tanto! ......cuando, nosotros con tanto, llegamos a tan poco.
¿YO, SEÑOR? ¿CÓMO?
Quiero multiplicarme,
y siento que mis fuerzas se debilitan
Quiero llegar lejos,
y me quedo agotado al volver la esquina.
Quiero, en tu nombre,
dar mucho de lo que presumo,
y miro, con egoísmo, las migajas
que de mi mesa caen al suelo.
¿YO, SEÑOR? ¿CÓMO LO HAGO?
¿Cómo hago para dar sin recibir nada a cambio?
¿Cómo hago para no volver mi espalda
ante tanto desgarro?
¿Cómo hago, Señor, para compadecerme
sin importarme el que me tomen por un engañado?
¡Dime, Señor! ¡Cómo lo hago!
Porque, Tú bien sabes, Señor,
que yo soy el primer necesitado:
necesitado de tu pan y de tu abrazo
necesitado de tu pan y de tu Palabra
necesitado de tu pan y de tu presencia
necesitado de tu pan y de tu aliento.
SEÑOR, ¿CÓMO LO HAGO?
Cómo multiplicarme sin riesgo
de quedar arruinado por el intento
Cómo llegar, donde los poderosos,
nunca soñaron con llegar hacerlo
Cómo compartir y repartir
lo que, en mí, sobra y no es necesario.
¡YA LO SÉ, MI SEÑOR!
Sólo, mirándote a Ti,
Sólo, siguiéndote a Ti,
Sólo, escuchándote a Ti,
encontraré la respuesta en mi camino:
Donde hay fe
Donde está Dios
Donde vive Cristo
Donde habla el Espíritu…
todo se multiplica por cien…o por mil.
Javier Leoz