Padre nuestro, tú que estás en la tierra,
En el mono azul del obrero,
En el paro, con los problemas que conlleva:
La hipoteca de la vivienda…
Padre nuestro, Tú que estás en la tierra,
En el surco del agricultor,
En la mina, en el puerto, en la mar,
En el hospital, en la calle,
Junto a los drogadictos…
Padre nuestro, Tú que estás en la tierra,
Donde tienes la Gloria y el infierno.
Donde unos viven espléndidamente
A costa de los que viven mal:
Lo pobres, los crucificados por los problemas económicos,
Por la explotación del ser humano.
Padre nuestro, Tú que estás en la tierra:
En el beso, en la espiga, en el pecho,
En todos los que son buenos hermanos.
Dios que entras en nuestras casas,
Con el dolor de los que han muerto de necesidad y enfermedad,
De los que pasan hambre, de los niños explotados,
Madres que lloran el éxodo de las personas,
El caminar de un lado para otro sin encontrar ninguna solución.
El negocio de bancos y personas a costa de la pobreza…
Dios Padre, danos la oportunidad para que todos seamos iguales,
Formemos tu Iglesia, la Iglesia de todos tus hijos.
Con el entrañable Papa Juan XXIII te decimos:
“Concede, Señor, pan a los que tienen hambre
Y hambre a los que tenemos pan.