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General: LAS OFENSAS DE TU HERMANO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Sariasm  (Mensaje original) Enviado: 04/09/2011 13:30
 

 

 

 

 

 

LAS OFENSAS DE TU HERMANO

 

Una ofensa, en sociedades antiguas, se saldaba solo con la venganza: una venganza cruel que, en ocasiones, consistía en devolver la misma ofensa hasta 77 veces (Gen 4, 24). La ley del talión modificó la situación, limitando la venganza a una expiación igual a la ofensa: “ojo por ojo” —y nada más— (Ex 21, 24).

Jesús corrige la ley antigua: “Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Pero yo os digo que no opongáis resistencia al que os hace el mal” (Mt. 5,38). En todo caso queda, como remedio, la corrección.

Lo explica Mateo: -”Si tu hermano peca (contra ti), repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano”. (Mat. 18,15-20)

”Si tu hermano…”. Frente a la sociedad antigua, Jesús inicia una nueva era. La  selva primitiva cede el paso a la familia. Ese hombre desconocido que pasa junto a ti, quizá de distinto país o raza,  con ideología política o religiosa diversa y hasta contraria: ese hombre no es tu enemigo, ese hombre es tu hermano. Y lo mismo que tú y todos los demás hombres, es también hijo del mismo Padre celestial.

Es la primera vez que al prójimo se le llama hermano. Y esta palabra –por sí sola- debería cambiar de raíz el código de relaciones humanas.

 

”Si tu hermano peca…”. Pero la sociedad humana (incluida la Iglesia que en el Credo confesamos una y santa) no es una comunidad de santos, sino de pecadores. Hoy la misma palabra "pecador" nos suena un poco arcaica, en desuso, utilizada solo por personas religiosas, o reducida a determinados ámbitos individuales. Pero el desuso de la palabra no evita la realidad del pecado. ¿Qué hacer, pues, si tu hermano peca? Lucas interpreta: “Si tu hermano peca contra ti, es decir, si te ofende”

”Si tu hermano te ofende, repréndelo a solas entre los dos”.

Toda una norma de sicología. No estamos acostumbrados a la corrección fraterna. Pero estamos menos acostumbrados a aceptarla. Corregir no es cómodo: se interponen casi siempre ciertos interrogantes como obstáculos: ¿cómo tomarán mi corrección? ¿Tengo yo obligación de hacerla? ¿Perderé por ella mi amistad y confianza con la persona corregida? ¿No será que tenemos distinto criterio? ¿Y quién me manda a mí meterme donde no me llaman? 

Aceptar la corrección no es menos difícil. Hace falta humildad. En general, solemos conocer, y hasta aceptar, nuestra propia realidad, con sus virtudes y defectos. Lo que no aceptamos fácilmente es que conozcan nuestros defectos los demás. Y menos aún que nos los reprochen, sobre todo en público.

 

Por eso la corrección fraterna debe tener lugar primero en la intimidad, a solas entre los dos, con tacto y, sobre todo, con amor. El “ama y haz lo que quieras” vale también aquí. Sólo desde el amor la corrección fraterna nos abre las puertas hacia el encuentro personal con Jesús y con los demás.

Pero la doctrina evangélica no se queda en la mera corrección, aunque ésta sea prudente y cordial. En la nueva era de la familia de los hijos de Dios también la ofensa se mide con criterio sobrenatural. Si el hombre ofende a Dios, y Dios siempre perdona, también el hombre debe perdonar al hermano que ofende.

Entonces se acercó Pedro y le preguntó: ---Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarle? ¿Hasta siete veces?Le contestó Jesús: ---No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mt.18,21).

Hasta tal punto es ésta la norma del cristiano, que en el Padre nuestro rezamos: ‘Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden’. No pedimos a Dios que, si nosotros no perdonamos, no nos perdone Él. Nuestra oración es “más positiva”: Puesto que Tú, Padre, nos perdonas siempre, sigue perdonándonos, que también nosotros estamos dispuestos a perdonar siempre a los que nos ofenden.

Si (el ofensor) te hace caso, has salvado a tu hermano”.

Corregir con amor y perdonar de corazón es ganar hermanos: seguramente la tarea cristiana más grata a nuestro Padre del cielo.

 

 

 

 

 

 

*Fondo por Vainica *



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: VAINICA Enviado: 04/09/2011 14:19
En general, solemos conocer, y hasta aceptar, nuestra propia realidad,
con sus virtudes y defectos. Lo que no aceptamos fácilmente
 es que conozcan nuestros defectos los demás.
Y menos aún que nos los reprochen, sobre todo en público.
 


 
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