Cuando las personas hablan o discuten, de su boca salen palabras,
muchas veces poco coherentes y de las que te sueles arrepentir
cada segundo de tu vida.
Las palabras pueden ser de muchos tipos: palabras decoradas solo
por el hecho de quedar bien, palabras que dices sin ni quisiera
sentir, palabras sin sentido, palabras que llegan al corazón y esas
palabras, las palabras más temidas por las personas, las
palabras que duelen.
Esas palabras que todo el mundo evita pero pocas personas logran
esquivar, esas palabras que quisieras que se las llevara el viento
incluso antes de poder oírlas.
Esas palabras se clavan en el corazón y hacen heridas que ni
siquiera el tiempo logra curar.
Aunque parezca absurdo las palabras también intentan definir a una
persona, y a veces lo consiguen pero claro… tanto para bien
como para mal.
Esas palabras te definen como te ven en realidad esas personas
que te conocen desde hace años o meses.
Cuando alguien pregunta cómo eres a otra persona te va a
definir con tan solo una palabra, y nos fiamos tanto de esas personas
que son nuestros amigos o conocidos que la tendremos en
mente cuando miremos, cuando tratemos o incluso cuando
hablemos con ella. Luego quizás con el tiempo te parezca
totalmente diferente y te arrepientas de haber perdido el tiempo
pensando que era de una forma que ni siquiera es.
Quizás cada persona tenemos miles de palabras que nos
caractericen porque cada persona pensará que somos de una
manera totalmente diferente a otra, pero esa es la magia de las
palabras que existen millones y que cada persona encuentra una
perfecta para ti por el solo hecho de que cada persona es especial.
La gente dice que las palabras se las lleva el viento, que no
dejaran su huella en nosotros, que se iran como han llegado, que son
solo palabras, pero de lo que no se dan cuentan es que están
equivocados.
Las palabras no son solo palabras, con las palabras puedes
demostrar y decir tantas cosas, buenas o malas.
Las palabras podemos definirlas como las armas más fuertes
y menos valoradas.