está muy preocupado
Me escribe un amigo diciendo que
por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que
estudien o gastarse el dinero con su mujer y que
"Dios les coja confesados". Lo de que Dios les coja confesados es un buen
deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación. En muchas de misconferencias, se levantaba una señora
(esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que a mí me hace tanta gracia:
"qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?" Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos
ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo,
me suelen decir "qué mundo les vamos a dejar a nuestros
nietos?" Yo suelo tener una contestación, de la que
cada vez estoy más convencido: "y a mí, qué me importa?!" Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me
importa muy poco. Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros
64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían
mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha
gente. Por lo menos, 64. Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon
mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera
de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día,
que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y
de tu piso), se volcaron para que fuera feliz.
Y me exigieron mucho. Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad,
me dejaron: 1. La guerra civil española 2. La segunda guerra mundial 3. Las dos bombas atómicas 4. Corea 5. Vietnam 6. Los Balcanes 7. Afganistán 8. Irak 9. Internet 10. La globalización Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido
de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo
un libro. Vosotros creéis que mis padres pensaban en el
mundo que me iban a dejar? Si no se lo podían imaginar! Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré
bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no
la adquirí, fue culpa mía. Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si
me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro,
me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo
más mínimo. A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de
ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los
demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada
limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales.
Lo que por ahí se llama "buena gente". Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más
darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos. . . . En estos puntos suspensivos podéis poner todas
las cosas buenas que se os ocurran. Al acabar una conferencia la semana pasada, se me
acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como
también aquel día me habían preguntado lo del mundo
que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho qué hijos íbamos a
dejar a este mundo. A la señora joven le sobraba sabiduría, y
me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los
padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo
mal que está todo, pero mientras los padres no se
den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad
es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos
las cosas.Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de
Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo
la asignatura de "Historia de mi pueblo" (por aquello
de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay
que saber inglés y todas estas cosas. Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas
ya no son como antes, que el padre y la madre llegan
cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la
tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del
siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como
lo sabemos todo, no hagamos NADA.
( Leopoldo Abadía)
P.D: 1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen
a sus padres. 2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a
reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era
pequeño. 3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a
formarles. Errores del hombre: (Totalmente de actualidad siglos
después)
1.La ilusión de que las ganancias personales se consiguen aplastando a los demás. 2.La tendencia a preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar o corregir. 3.Insistir en que una cosa es imposible porque no podemos conseguirla. 4.No querer prescindir de preocupaciones banales. 5.Rechazar el desarrollo y el perfeccionamiento
de la mente y no adquirir el hábito de leer y estudiar. 6.Intentar obligar a los demás a creer y vivir como nosotros. Marco Tulio Cicerón (106 a.C a 43 a.C)
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