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General: EL SILENCIO
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: VAINICA  (Mensaje original) Enviado: 15/11/2011 16:16
 
  
 
 
 
 
 
 

   

EL SILENCIO

 
  

Presentar el silencio no es fácil.

 Hablar es un sin sentido porque el silencio es

una práctica. Hay que ir por este camino de las

no palabras sin adelantos, sin previsiones.

 Se puede decir, incluso, con ingenuidad, con pereza.

Lo primero que hay que tener es una clara

 aceptación de la realidad del momento.

Aceptar todo es lo importante para que aparezca

la posibilidad del encuentro. Esto dará pie a que

 fluya lo que tiene que fluir.

El silencio es una gran rebelión contra nuestro

propio desorden. Es una rebelión contra el

mundo interior. Se habla de rebeldía porque

 sospechamos que puede ser posible. Es una

 esperanza. Buscamos nuestra propia

 transformación atendiendo a nuestra propia

 profundidad íntima porque si Dios está dentro

 el reencontrarlo es nuestra tarea, nuestro

derecho, nuestro deber.

 

En mi propia aventura puedo advertir cómo las cosas del exterior

 me hipnotizan. Es posible que descubra cómo me dejo
 absorber por la superficie dejando la fuente interior desatendida.

En el silencio se pueden romper los muros que nos separan

 de la vida. El silencio no es prisión. Es respirar libremente.
 Tengo que contactar con mi verdad interior porque todavía
 no sé lo que soy. En el silencio se puede disfrutar de uno
 mismo y gustarse

 

 

Pero puede ser costoso estar en rebeldía porque lo cotidiano

 es el constante movimiento y estar inmóvil nos resulta
insoportable. Estamos llenos de gestos, de ruidos... Sólo el
sospechar que se puede uno detener, sobresalta. Parar la
actividad física y mental suele traer y crear un vacío
 insostenible. Cuando el silencio se hace presente se tiene
 la tentación de llenarlo cogiendo un libro, escuchando música...
 Todo con tal de no abrazar al silencio. Pero el silencio sólo es
 eso. Y es tan simple que aparece para vivirlo.

Por lo tanto, no es cuestión de leer ni de buscar soporte alguno

 que nos ayude a encontrarlo. Hay que enmudecer no solamente
 con la palabra. El reposo es absoluto. Una inmovilidad hasta
 celular. Nuestro cuerpo también tiene que permanecer quieto;
así es como puede ocurrir lo impensable.
 

 

Nuestro propio desorden ofrecerá resistencia al silencio.

 
 

Incorporar nuestro cuerpo al silencio es necesario porque nos

llevará al reposo interior y a la paz. Muchas veces nuestro dolor
 físico se opondrá al silencio. Es bueno sentirlo porque
este dolor puede ser el índice de nuestra falsedad, mentira,
desasosiego, desamparo...
 
 
 

El gesto hacia el silencio tiene que brotar cada día desde el

corazón. Sin tensión, sin obligación, sin esperar ni tender
a nada. Sólo así podremos ver cómo el silencio es nuestra
 verdad y nuestra salud.

Cuando uno se sumerge en el silencio lo primero que, a veces,

 nos ocurre es que vemos desfilar sin parar las inquietudes de
 nuestras angustias. Nuestras complejidades, agresiones,
 luchas, errores...; pero no pasa nada, porque más allá
estamos nosotros a salvo, puros y sin contaminación. Mi propia
 verdad habrá que recuperarla dentro. Estará esperándome
en mi corazón. No hay nada que asuste.
 
 
 
 
Todo es un sendero que se irá abriendo para llegar a nuestro
corazón. Es necesario no dar marcha atrás en el silencio
porque hay que llegar hasta el final. En esa tierra neutra
 se está bien, y ningún obstáculo me puede detener. Porque
 en realidad tengo que llegar a Dios y a mis propios y auténticos
 compromisos con la vida. Todo ello se consigue si labro
mi propio corazón sin mirar atrás, sin pararme, sin detenerme.
 
 
 
 
(P.  Moratiel)
 
 
 

 

 

 
 
 

 

*Fondo  por Vainica*

 
 




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