SI YO TUVIERA ALAS
Esta noche soñando, me he visto reflejada la figura menuda y chiquitita de mi niñez. Aquella niña con una fantasía peculiar y llena de candor, esa fantasía aparece solamente como es lógico, en la mente de todos los niños, la curiosidad les lleva a un ¿POR QUÉ...? Pues bien, en ese caminar en la inconsciencia cuanto acontecía a mí alrededor suponía motivo de interés, de querer saber, de encontrar una respuesta que a buen seguro no sabrían responderme los mayores. Tal es el caso como el de ver a las aves levantar el vuelo y desaparecer de mi vista surcando el ancho cielo donde su destino era imposible de indagar. Extasiada y en mi fuero interior me hacía esta preguntaba: ¿”Por qué ellas pueden volar y yo no”?
De ese sueño he despertado y me ha devuelto a la realidad. Han pasado muchos años y el recuerdo de aquella niña soñadora ha resurgido, ha renacido transformado en sueño. Se ve que la proximidad de Navidad ha avivado el fuego, poniendo el viento lo demás, alojándolo en la nube del profundo sueño dejándome sentir, una vaga sensación de no poder cumplir mis deseos.
No hay que olvidar que los sueños, sueños son. Con lo cual, nunca jamás llegarán a hacerse realidad… ¡Hay si se cumplieran! En estos entrañables días de amor, de paz, de ayuda y deseos, volaría rauda como vuelan las aves; cruzaría montes y ríos; valles y océanos para abrazar a mis amigos; también a mis enemigos y a cuantos enfermos me necesitaran; a esos niños faltos de cariño de recibir un dulce beso; mi gran abrazo también se lo daría a ese anciano olvidado, cansado, y sin fuerzas para proseguir sin ayuda de nadie el camino antes andado, donde su vitalidad el polvo ha tapado. Son tantas y tantas las personas por desgracia sufriendo - de una manera o de otra - en silencio, sin escuchar un solo quejido brotar de sus labios, lo asumen, como algo normal.
Da la casualidad que yo no poseo alas, ni una alfombra mágica para que la fantasía pueda hacerse realidad, la única fuerza que todo lo puede es, la fuerza de la oración. Con ella, la distancia se acorta ayudando a hacerlo más llevadero. No hay duda de ser más potente que las alas o la alfombra mágica, ¡nunca falla! Dios me dio la vida para hacer uso de ella guardando sus Mandamientos. Mi deber es cumplirlo y como deber de cristiana, es pedir para que Navidad, sea todos los días sin excepción y en todos los rincones del planeta, no es justo, pasar ninguna NAVIDAD en soledad y en el olvido.