Nunca he podido comprender por qué cuando faltan cinco minutos
para las doce de la noche del 31 de diciembre de cada año,
la gente cambia la expresión en el rostro y dispone el ánimo
hacia el llanto. Siempre me ha parecido un ritual extraño,
paradójico, se supone que estamos al borde de una gran
celebración....
Es un nuevo año que se nos da gratis y llega limpio, blanco,
inmaculado...
Por eso este año hago el propósito de vivirlo como una gracia
recibida una nueva oportunidad de ser feliz y hacer felices a los
que me rodean sean físicamente o a través de este
maravilloso medio...
Por tanto levantemos la copa y digamos juntos:
¡Feliz año nuevo 2012!