Cuenta una Historia, qué por otra parte nó es suficientemente conocida,, qué cuando Dios condenó a los pecadores y los arrojó del Paraiso, les entregó una llave a cada uno para qué pudieran penetrar en el corazón del otro y amarse fuera del Edén.
Preocupados por saber que lugar nuevo ocuparían en el mundo, ambos perdieron las llaves qué les abriría la posibilidad del amor único. Y con ellos toda la humanidad. El precio de ese error se paga con incomprensión, tristeza e insatisfacción que promueve nuevas búsquedas. A partir de ese momento los humanos intentamos oir las llamadas del corazón. Y así el amor a veces nos roza, nos empuja y pasa de largo sin habernos detenido lo suficiente para decubrir las claves de ese amor qué podría ser el único. Parece que parte de la condena, es la posibilidad de reconocer que el amor de nuestras vidas fué ese, casi después de haberlo perdido definitivamente.
Yuri Tabak