"AÑO NUEVO, VIDA NUEVA "
Año nuevo, vida nueva: más paro, más recortes, más apretarse el cinturón,
más optar por vivir con menos y más cambiar el modo de entender y vivir la vida.
La clase media va a sufrir, a muchos ricos se les habrá roto el saco y los nuevos y los antiguos pobres estarán al borde de la indignidad, incapaces ya hasta de indignarse. La pobreza acumulada y sostenida pone en peligro la dignidad
humana, amén de la autoestima, que cotiza a la baja. El Estado (Gobierno de la nación, ejecutivos autonómicos y municipales y los organismos intermedios) harán lo que puedan, menos que en 2011 y, esperemos, menos también que en 2013.
Las ONGs se decantarán y las que dependían excesivamente de las subvenciones públicas desaparecerán; las que permanezcan, aliviarán un tanto la situación de
los últimos: ancianos solos, drogodependientes, enfermos mentales abandonados, los ‘sin techo’…El amor a la humanidad, la fraternidad universal y el espíritu de solidaridad y justicia, todo de tejas abajo, tienen todavía capacidad para mover el corazón y el bolsillo de muchos.
En nuestro ámbito social y cultural, dos instituciones predemocráticas dispondrán de una magnífica oportunidad para superar la crisis en la que se encuentran: la familia y la Iglesia. Sometidas a crítica inmisericorde y a desmontaje
programado, con menos mala prensa que el año pasado por las quiebras técnicas de ‘Público’ y de ‘La Sexta’, van a seguir sosteniendo a miles de parados sin subsidio, evitando desahucios, dando de comer, acogiendo, consolando, apoyando
y dando esperanza. Es mucho lo que se juegan Iglesia y familia, pero el amor lo puede todo y el amor no es, solo, un sentimiento, sino una forma de vida y de acción. En el caso de la Iglesia, es evidente el esfuerzo que Caritas y otras
muchas asociaciones de caridad y de acción social cristiana están haciendo y miles de misioneros y de voluntarios se entregan de por vida al servicio de los más pobres, de aquí y de ‘allende los mares’. Lo que no es tan evidente –o no se
quiere ver, porque lo evidente suele ser lo último que se ve- es que todo ese amor solidario y práctico tiene un fundamento: la fe, la experiencia de sentirse amado por Dios y salvado por Cristo. En la Iglesia. Conviene no ocultárselo a si mismo.
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Autor:Antonio Matilla, sacerdote.
13/1/2012