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General: LA SUEGRA DE SAN PEDRO
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Sariasm  (Mensaje original) Enviado: 05/02/2012 19:19

LA SUEGRA DE SAN PEDRO

Marcos 1, 29-39

En el primer capítulo de su evangelio Marcos describe las primeras semanas del ministerio apostólico de Jesús. Bautizado por Juan, y fortalecido su espíritu en la soledad del monte de la Cuarentena, inicia su aprendizaje en la escuela del Bautista. Detenido éste, vuelve a Galilea, su tierra, y cambia de método catequístico: no esperará la llegada de los discípulos (como hacía Juan, en las riberas del Jordán). Establece su centro de actividad en Cafarnaún, “su ciudad” (Mc. 1, 21), y saldrá él mismo, como misionero ambulante, al encuentro de las multitudes, con preferencia a las más necesitadas.

El pasaje evangélico de este domingo—continuación del pasado—describe la “crónica” de una jornada de trabajo de Jesús: Como es sábado,

asiste a la sinagoga;

cura allí a un hombre poseído por el espíritu inmundo;

va a casa de Pedro y cura igualmente a la suegra de éste;

al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios.

De madrugada se levantó, se marchó al descampado y allí se puso a orar.

Curación de un poseso (domingo pasado)

Es el primer día de apostolado y sábado. Se establecen ya las diferencias entre el Templo y el Reino. Se inicia la confrontación directa de Jesús con la ley: ésta preceptúa el descanso sabático absoluto. Jesús, en cambio, no rehúsa curar en sábado. El mensaje es claro. No se ha hecho el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre. La dignidad de los hijos de Dios prevalece sobre las ciegas estructuras de la ley.

Curación de la suegra de Pedro

Al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga,

fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron.

La sinagoga es el lugar de la voz pública, del Templo, de los escribas. Jesús no rehúsa buscar al necesitado en la sinagoga. Pero tampoco en una casa particular, en este caso la de los hermanos Andrés y Simón. También en las casas, ‘entre los pucheros’, está Dios. Y estaba la suegra de Pedro, enferma y con “fiebre”:

Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó.

El verbo “levantar” es el mismo que se emplea en el N. T. para hablar de la resurrección de Jesús; evoca, pues, su victoria contra el mal y la muerte. La acción de Jesús es más que una simple curación, es una acción salvadora.

Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Un detalle sin duda interesante: quizás este dato, de modo inmediato, pretende indicar que la curación fue espontánea y total; pero la mención del "servicio" alude igualmente a la misión fundamental de Jesús y de todo cristiano: “No he venido a ser servido sino a servir”, a curar al hombre de todo mal. El gesto de Jesús, curando a la suegra de Pedro, se convierte así en un símbolo perenne: con su intervención Jesús nos levanta, una y otra vez, de todas nuestras debilidades, para que emprendamos el camino del servicio a los demás.

Al anochecer, cuando se puso el sol,

le llevaron todos los enfermos y endemoniados.

Al anochecer, cuando se puso el sol… El pueblo respeta el descanso sabático, que prohíbe incluso trasladar a enfermos; por eso espera a que, a la puesta del sol, dé comienzo el domingo.

La población entera se agolpaba a la puerta.

Curó a muchos enfermos de diversos males

y expulsó muchos demonios

Alguien, desenfadado o desinformado, podría sospechar tal vez que Marcos ha colocado al comienzo de su evangelio una especie de traca milagrera, una densa batería de milagros, como prueba apologética irrefutable de la divinidad de Cristo.

Desde luego no se puede excluir la finalidad apologética: Jesús predica y actúa para establecer el reino de Dios. Pero la prueba no se asienta en el carácter más o menos extraordinario o milagroso de los hechos, sino en que en tales hechos se hace patente la presencia del reino de Dios.

(En latín la misma palabra—signum— significa ‘milagro, prodigio’ y ‘señal, signo’).

Jesús siente la necesidad de remediar los males de las personas enfermas. Frente a unas estructuras sociales injustas o ignorantes, que consideran la enfermedad como un castigo del cielo (“¿Quién pecó: éste o sus padres para que naciera ciego?... Ni éste ni sus padres” -Jn.9,2-), Jesús toma la opción por los más necesitados. Este es el verdadero sentido de los milagros: el mensaje del amor hacia el hermano que sufre y precisa ayuda. Y éste es el verdadero signo que atestigua la presencia del reino de Dios.

Lo había profetizado Isaías (Is.29,18). Y el mismo Jesús lo ratifica, cuando los mensajeros de Juan le preguntan por su mesianidad: “Id a informar a Juan de lo que habéis visto y oído: ciegos recobran la vista, cojos caminan, leprosos quedan limpios, sordos oyen, muertos resucitan, pobres reciben la Buena Noticia” (Lc.7,22).

La Buena Noticia no son los milagros, es el amor de Dios que con Jesús se instaura—también y preferentemente—entre pobres, ciegos, sordos, posesos y necesitados de cualquier tipo. “No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar a justos, sino a pecadores” (Mt.2,17). De Él dice San Pedro (Act.10,38): “Pasó haciendo el bien y sanando a los poseídos del Diablo, porque Dios estaba con él”. Y hasta el pueblo comentaba, asombrado: “Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos” (Mc.7,37).

El éxito de Jesús, como sanador o taumaturgo, parecía asegurado. Él sin embargo,

Se levantó de madrugada,

se marchó al descampado

y allí se puso a orar.

(Toda una norma de vida humana y espiritual, que luego copiarán los monjes, siguiendo la Regla monástica de S. Benito: ‘ora et labora’, ora y trabaja).

Pero los apóstoles no pensaban del mismo modo. ¿Cómo desaprovechar la ocasión de “salir al balcón” a recibir la ovación admirada y gozosa de toda una población que le sigue? ¿No se le estaba ofreciendo tal vez el reino?

Simón y sus compañeros fueron

y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca.»

Pero Jesús no se queda a recoger éxitos fáciles. En el silencio de la oración, ha sentido la voluntad orientadora del Padre y sigue el camino que el Padre le señala:

Él les respondió:

«Vámonos a las aldeas cercanas, para predicar también allí;

que para eso he salido.»

En esta jornada simbólica se resume la obra de Jesús en los tres años de vida pública. Pero se compendia también la obra de Dios en nuestra historia. En Cafarnaúm la gente se agolpaba ante la puerta de la casa de Simón, ansiosa de la Buena Noticia salvadora. Hoy también, y siglo tras siglo, la gente se agolpa en el umbral de la “casa de Pedro”, la Iglesia. En ella se ofrece igualmente la Buena Noticia de la salvación a todos, aquejados de mil dolencias del cuerpo o del alma.

Así recorrió toda Galilea,

predicando en las sinagogas

y expulsando los demonios.

Ven, Señor Jesús, haz con nosotros, y a lo largo de nuestra vida, lo mismo que hiciste en la “jornada” de Cafarnaúm.

*Fondo por Vainica*


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: semíramis17 Enviado: 05/02/2012 20:07
 
 
Toma de la mano a quien lo necesite. . Revive con tu fuerza al débil. Acompaña a quien busca ayuda y, siempre , encuentra momentos para .orar.

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: VAINICA Enviado: 06/02/2012 15:02

Ven, Señor Jesús, haz con nosotros, y a lo largo de nuestra vida,

lo mismo que hiciste en la “jornada” de Cafarnaúm.

 

 

 

 



 
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