Ana, la enfermera de la sala de pediatría del hospital, acostumbraba poner el estetoscopio en los oídos de los pequeños para que ellos mismos escucharan el latido de su corazón, antes que ella misma los revisara.
Sus ojitos se agrandaban llenos de asombro antes de decir: Ohhhh!!!!! Pero nunca ningún niño hizo el comentario que el pequeño David, un niño rubito de 4 años y de grandes ojos azules, le dijo un día. Al llegar a la habitación del pequeño, Ana le puso suavemente el estetoscopio en los oídos del niño y colocó el disco del aparato sobre su pechito y le dijo a David: "Escucha. ¿”Qué crees que sea ese sonido”?
El chiquitín juntó sus cejitas en una actitud meditativa y como perdido en el misterioso ruido que hacía tac tac dentro de su pechito. Entonces su mirada cambió y con un gesto como el que sabe la contestación de la pregunta de los 60,000 euros dijo en forma de pregunta:
¿"Acaso es Jesús quien está llamando”?