EL SILENCIO PLENO:
TRASCENDER EL RUIDO:
El silencio tiene un papel clave en la espiritualidad. Es la condición que hace posible la escucha de la Palabra,el marco para escuchar la Voz interior, como dice la bella expresión agustiniana. El silencio permite escuchar, acoger, recibir y hospedar la palabra liberadora. Para alcanzarlo se ha de vaciar la propia casa de pensamientos que llenan el espacio.
El silencio es una de las experiencias más inquietantes .Es una ocasión para enfrentarse a uno mismo y con el Maestro que llama desde el fondo del ser. Esta escucha causa verdadero miedo, una perplejidad que empuja a huir y evadirse tanto como sea posible. No por casualidad, el silencio es, para muchos, el signo terrorífico del vacio,y el vacio es insoportable.
Cada dia somos agredidos exteriormente por hordas de palabras, de sonidos, de clamores, de bits informativos que
ensordecen el dia y hasta toda la noche. En este contexto, el encuentro con Cristo por la fe pasa, necesariamente, por este silencio verdadero rebosante de la Presencia resonante de la Palabra, atento a la audición, abierto a la comunión.
El silencio es el verdadero puntal de la vida espiritual, la raiz de toda palabra evocada desde el corazón. El poder maravilloso de callar, el arte de estar en silencio para recibir la Palabra. Escribe el maestro Eckhart que el mejor y más noble éxito en esta vida consiste en estar en silencio y dejar que el Señor hable y actue dentro de nosotros. No hay amistad sin silencio. Si no hemos aprendido a pararnos, a estar en silencio y escuchar al otro, permaneceremos cerrados en nuestro pequeño mundo, del cual somos el centro y los únicos habitantes reales. En el silencio,se hace el maravilloso y liberador descubrimiento, que no somos dioses, sino criaturas.
En el marco del silencio, dejemos que pasen cosas nuevas e inesperadas. Estemos dispuestos a dejarnos maravillar por el Dios de las sorpresas.
(Françesc Torralba)
*Fondo por Vainica *
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