Cuantas veces, siendo niño, te recé, con mis besos te decía que te amaba, poco a poco, con el tiempo alejándome de ti, por caminos que se alejan me perdí.
HOY HE VUELTO, MADRE, A RECORDAR CUANTAS COSAS DIJE ANTE TU ALTAR, Y AL REZARTE PUEDO COMPRENDER QUE UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR.
Al regreso me encendías una luz, sonriendo desde lejos me esperabas, en la mesa la comida aún caliente y el mantel, y tu abrazo en mi alegría de volver.
HOY HE VUELTO, MADRE...
Aunque el hijo se alejara del hogar, una madre siempre espera su regreso, que el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, es su madre y el milagro de su amor.