LA VERDAD DE LA JUVENTUD…nos hará libres
Después de las represiones sangrientas del 68 y del “Jueves de Corpus”, parecía que el espíritu de la juventud había sido sepultado y solo se publicitaban sus errores, su aparente apatía (Los “Ni-Nis), su superficialidad de intereses, su preocupación por los aretes y los tatuajes como intentos de identidad, sus “reventones” de fin de semana como indicadores de vacío de trascendencia y compromiso social.
Cuando ya casi habíamos creído que la etapa de la juventud se había convertido en una adolescencia crónica adormecida y enajenada por un consumismo materialista, por un individualismo convenenciero, encarcelado por el miedo a tomar el riesgo de ser auténtico y congruente con la verdad y la justicia… Cuando ya creíamos que ese volcán de la vida estaba apagado y que todo iba a resultar como lo habían programado los ‘políticos de oficio’, vino la erupción de los estudiantes de la Ibero como detonador de la energía de una juventud mexicana que no tiene el poder del dinero, ni de los medios, ni de los partidos políticos, ni de la influencia jerárquica, ni de la corrupción, ni de la mentira institucional… pero tiene el tremendo poder de la libertad y de la inteligencia.
Nadie tiene tanta libertad como un joven universitario. Todos los demás la tenemos comprometida con una familia que tenemos que mantener, o el sindicato al que pertenecemos, o el círculo económico al que pertenecemos, o la pobreza que padecemos o la ignorancia de información a que estamos condicionados. Ellos no tienen familia y sus necesidades se reducen al mínimo, no están comprometidos con el silencio de los prudentes ni con los miedos del convencionalismo. Nadie como ellos tiene tanta libertad de escoger sus convicciones, de construir la verdad y de denunciar las falacias, las mentiras que solapan la injusticia y la corrupción social y política.
Me sorprende que los adultos y algunos medios de comunicación hayan expresado o –lo que es peor- insinuado: ‘el peligro de este movimiento’.
¿Cómo es posible que a estas alturas del siglo XXI todavía podamos creer que la libertad es un peligro como en los tiempos de los gobiernos totalitarios y dictatoriales como el fascismo, el comunismo y el ‘priismo’ de Echeverría y sus secuaces?.
¿Cómo es posible que la inteligencia académica y universitaria ponga en peligro a la nación, cuando es vital su crítica y su propuesta para reformar todo el sistema político mexicano que se pudre cada día más con sus mentiras que a nadie convencen y sus robos que empobrecen a todos los ciudadanos menos a ellos?.
Algunos se preguntan el peso que tienen estos estudiantes en el número de votos.
Más bien deberíamos preguntar: ¿Cuántos ciudadanos honrados y comprometidos con la verdad y el bien del pueblo mexicanos van a despertar a la libertad y decir: “ ‘# Yo también Soy un 132’, libre e inteligente… mi conciencia ya no está encarcelada por el miedo y la cautela…Ya no tengo edad para creerme unas mentiras que han corrompido a la sociedad?…
El despertar a esa ‘ VERDAD NOS HARÁ LIBRES’ ”.