Que ninguna familia comience en cualquier de repente, y que ninguna familia se acabe por falta de amor. La pareja sea el uno en el otro de cuerpo y de mente, y que nada en el mundo separe un hogar soñador.
Que ninguna familia se albergue debajo del puente, y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos, y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte, y que puedan vivir sin temer lo que venga después.
La familia comience sabiendo porqué y dónde va y que el hombre retrate la gracia de ser un papá. La mujer sea cielo y ternura y afecto y calor, y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
Bendecid, oh Señor, las familias. Amén. Bendecid, oh Señor, la mía también.
Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida, y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón, que en la cuna los niños aprendan el don de la vida. La familia celebre el milagro del beso y el pan.
Que marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos, y que por ellos encuentren la fuerza de continuar. Y que en su firmamento la estrella que tenga más brillo, pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar.
Bendecid, oh Señor, las familias. Amén. Bendecid, oh Señor, la mía también.