Salmo 57
Oración indignada del justo
¿Es verdad, poderosos, que dais sentencias justas,
que juzgáis rectamente a los hombres?
¡No! Que ya por dentro cometéis la injusticia
y calculáis qué violencia ejecutar en la tierra.
Se extravían los malvados desde el vientre materno,
los mentirosos se pervierten desde que nacen:
Llevan veneno como las serpientes,
son víboras sordas que cierran el oído
para no oír la voz del encantador experto
en echar conjuros.
Oh Dios, rómpeles los dientes en la boca,
quiebra, Señor, los colmillos a los leones;
que se derritan como agua que se escurre,
que se marchiten como hierba pisoteada;
sean como babosa que se deslíe al andar,
como aborto que no llega a ver el sol.
Que los arrebaten desprevenidos las breñas,
las fieras, el incendio.
Y goce el honrado viendo la venganza,
bañe sus pies en la sangre de los malvados;
y comenten los hombres: "El honrado cosecha su fruto,
porque hay un Dios que hace justicia en la tierra".