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POEMAS Y REFLEXIONES: “¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: VAINICA  (Mensaje original) Enviado: 18/09/2012 09:35
 
 
 
  

 
                            
           
 

“¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos”. Aforismo castellano

 

Cuando analizas lo que ocurre en una empresa ouna sociedad, debes

buscar las causas que provocan su situación, porque sólo trabajando

sobre las causas, puedes cambiar los efectos. Y no tengo ninguna duda

de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en

los años pasados fue la actitud de la generación de nuestros padres, y

una de las principales causas de la crisis, es haber perdido esa

actitud.

 

Recuerdo que hace años, un empresario brillante que viajó a China

para hacer negocios, comentaba: “China va a ser imparable. Cuando

llegas allí el ambiente te recuerda la España de los años 70. Todo el

mundo quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que

sus hijos vayan a la universidad… Cuando una generación está así

centrada, "no hay quien la pare”. Este pensamiento me hizo reflexionar

entonces y me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres

generaciones que convivimos.

 

Mis padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo

de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen

a una generación que, como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de

jóvenes trabajaron para sus padres y de casados para sus hijos.

 

Son gente que veían el trabajo como una oportunidad de progresar,

como algo que les abría a un futuro mejor, y se entregaron a ello en

condiciones muy difíciles. Son una generación que compraba las cosas

cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado

más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, y

ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos

lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos,

disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos

de familia y amigos.

 

Y tan sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron

casi todas las empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la

mayoría de los españoles.

 

Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte

del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar

de ser honrado.

 

La democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo

en armonía y respeto.

 

Y cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:

 

1)      “Que mis hijos no trabajen tanto como trabajé yo”.

        Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del mérito de un

plumazo, convirtiendo el trabajo en algo a evitar.

 

2)      “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu gasta, que para eso

están tus padres”.

        Con lo que mi generación empezó a pensar que el dinero nacía

en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser

inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de

hipotecas, rehipotecas y contrarehipotecas.

 

Y entonces, eclosionó nuestra generación (yo soy del 54).

 

La generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”,

del gasto continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera,

de la exhibición del derroche, la de "lo quiero todo y lo quiero ya",

la de “papá dame”.

 

Y todos nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en

gastro-horteras. ¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata

de chorizo?. Le corren a gorrazos por paleto. Ahora hay que comer

hamburguesas deconstruidas al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y

qué decir del vino?. Pasamos del Don Simón con Casera, al Vega Sicilia

sin fase de descompresión. El vino ya no está “bueno”, ahora tiene

matices a fruta del bosque, con un retrogusto alcohólico, que adolece

de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble.

Esto, por supuesto, a golpe de docenas de euro, que para ser un

“enterao” hay que pasar por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan

tanto, como ocultar la ignorancia!.

 

Somos la generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”.

Increíble pero cierto.

 

-          ¿Sólo debes 500.000 €? Es que eres un cutre. Mira,

nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación por

otros 2 más.

 

-          Vosotros sí que sabéis sacar provecho al sistema… Ojalá yo

algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus préstamos!

 

En Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles.

 

Irrumpió Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega

infraestructuras que producían mega comisiones para todos los

involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el yerno del Rey! ¡Que se besen los

padrinos! Además llovían las subvenciones, nos daban una fortuna por

plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por arrancarlas. Que

llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o arrancar. A

propósito, ¿Qué toca este año?.

 

Si algún “tarao” dice que hay que parar esto, se le lapida y  “que no

pare la fiesta”. Por supuesto que todos estamos de acuerdo que esto es

imposible que se sostenga, pero hay que empezar a recortar por el

vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en piedra en la

sacrosanta constitución.

 

De la siguiente generación mejor no hablar (lo dejaré para otro

post). Esa es la generación que dice el aforismo que será pobre, por

ser nieta de ricos.

 

Si somos incapaces de volver a los valores con los que se construye

una sociedad sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de

reivindicaciones.

 

En mi casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y

esfuerzo. Y no han sido menos dichosos que nosotros. Los psiquiatras,

de hecho, dicen que al revés, que han sido bastante más felices. Debe

ser que la sencilla tortilla, el melón fresquito, comprar el sofá

cuando se podía, poner las cortinas cosidas por nuestra madre, con

ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender (aunque

no lo llamaban así) no debía ser mala receta.

 

Desde aquí quiero dar las gracias a mis padres y a toda esa

generación que nos regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado

de arruinar (entre todos, que todos hemos aplaudido la locura), y que

sólo con que nos descuidemos un poquito más, le vamos a dejar a

nuestros hijos un protectorado chino, donde serán unos esclavos

endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la prosperidad

que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de

imaginar los nietos.

 

Estamos a tiempo de cambiarlo, pero cada vez tenemos menos. Podemos

encontrar maestros en casa.

 

(Lo comparto de mi correo) 
 
 

 
 
 
 
 
        

*Fondo por Vainica*

 
 


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