
MATAR UN RUISEÑOR
Una historia entrañable, narrada a través de la mirada de una niña, mediante la cual se nos muestra lo cruda y a la vez valerosa que puede ser la vida -los niños, en ocasiones son los que dan lecciones a los mayores-.
A lo largo de las vivencias de Scout -así se conoce a la niña- con su familia y vecinos, somos testigos de lo que es dejar de ser niño y de la importancia de una buena educación -es decir libre de prejuicios, de doble moral y de métodos caducos-. Asimismo, uno de los momentos más destacables de la lectura, en mi opinión, son los capítulos destinados a relatar el proceso judicial, incluidos algunos momentos anteriores y posteriores.
En esos capítulos la autora sabe plasmar perfectamente la esencia de la justicia, esto es, que en la teoria se pretende equitativa -aunque hubiesen leyes que favoreciesen más a los blancos-, pero en la práctica es contradictoria, imperfecta, y no exenta de influencias externas, producto de la educación, costumbres...
interiorizadas en la misma sociedad que le toca juzgar.
Una historia entrañable, narrada a través de la mirada de una niña, mediante la cual se nos muestra lo cruda y a la vez valerosa que puede ser la vida -los niños, en ocasiones son los que dan lecciones a los mayores-.
A lo largo de las vivencias de Scout -así se conoce a la niña- con su familia y vecinos, somos testigos de lo que es dejar de ser niño y de la importancia de una buena educación -es decir libre de prejuicios, de doble moral y de métodos caducos-. Asimismo, uno de los momentos más destacables de la lectura, en mi opinión, son los capítulos destinados a relatar el proceso judicial, incluidos algunos momentos anteriores y posteriores.
En esos capítulos la autora sabe plasmar perfectamente la esencia de la justicia, esto es, que en la teoria se pretende equitativa -aunque hubiesen leyes que favoreciesen más a los blancos-, pero en la práctica es contradictoria,
imperfecta, y no exenta de influencias externas, producto de la educación, costumbres...
interiorizadas en la misma sociedad que le toca juzgar.
Premio Pulitzer 1961. Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama (EE UU), cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca.
Matar a un ruiseñor muestra una comunidad dominada por los prejuicios raciales, lla desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales. Y con un sistema judicial sin apenas garantías para la población negra. Un auténtico clásico de la literatura estadounidense del siglo XX que ha cautivado a millones de lectores.
En 1962, Robert Mulligan la llevó al cine es una oscarizada producción con Horton Foote y Gregory Peck en los papeles protagonistas.
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