" Dios mío, esucha mi queja"
Salmo 64(66)
A veces tendemos a "hacer limpieza" en nuestra oración; para ello, evitamos las peticiones irrespetuosas y los temas no piadosos. El pueblo de Israel sabía que cualquier emoción podia ser un trampolín para la oración , como aparece claramente en las oraciones apasionadas del Lireo de los salmos.
El enojo-aun el coraje dirigido a Dios- es una consecuencia natural de la enfermedad.
Las preguntas expresadas a veces con coraje- "Por qué me está pasando esto?".
"¿Por qué también mi pobre familia tiene que pasar por esto?
"¿Que he hecho para merecer esto?"-, son preguntas que debemos expresar sin temor.
Dios entiende nuestro disgusto y lo puede soportar. Dios puede permitir que nuestro enojo se convierta en oración.
*Fondo por Vainica*
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