Padre Nuestro, Padre de todos
Padre nuestro, padre de todos, líbrame del orgullo de estar solo.
No vengo a la soledad cuando vengo a la oración, pues sé que, estando contigo, con mis hermanos estoy; y sé, estando con ellos, tú estás en medio, Señor.
No he venido a refugiarme dentro de tu torreón, como quien huye a un exilio de aristocracia interior. Pues vine huyendo del ruido, pero de los hombres no.
Allí donde va un cristiano no hay soledad, sino amor, pues lleva toda la Iglesia dentro de su corazón. Y dice siempre "nosotros", incluso si dice "yo”.
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Fuente: Liturgia de las horas
*Fondo por Vainica*
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