CUANDO EL CORAZÓN
Cuando el corazón está seco y árido,
desciende sobre mí resuelto en lluvia de bondad y de frescura.
Cuando la vida, borrada su gracia, se haga dura y torva,
ven a mí en floración de cantos.
Cuando el tumulto eleve en todas partes su vocerío y su ráfaga,
aventándome lejos, por el suelo, ven a mí, Señor del silencio,
con tu paz y tu serenidad.
Cuando mi corazón miserable solloce abandonado
en un rincón de su cárcel,
abre de paren par la puerta con tu aliento, Rey mío,
y ven a mí con la gloria de un rey.
Cuando el deseo ciegue mi espíritu,
con su ilusión y con su polvo,
Tú, el solo santo, Tú, el vigilante, ven a mí
con tu relámpago y tu trueno.