|
Cuando mis ojos contemplan tu cuerpo tan seductor, siento que late más fuerte en mi pecho el corazón. Por cierto que soy cautivo de la candente pasión, que emana de tus adentros cual volcán en erupción. ¡Fuerte, fuerte es nuestro amor! Que parece una tormenta con vientos huracanados; y la sangre hierve en mi cuando tú estás a mi lado. Vaya que comparación, de éste amor que tú me has dado; como volcán o tormenta yo te juro vida mía, que nadie lo ha igualado. ¡Mira!, la gente que es novelera muy bien sé, que se han extrañado; y escudriñan y preguntan al vernos enamorados. ¡No se lo digas a nadie! Que la envidia es un tormento para quien lo ha practicado, y si envidian nuestro amor, ámame como te lo dicta Dios; y que todo se convierta en secreto de los dos.
Desconozco autor
Comparto de la red
|
|