Preparación:
Etapa 1 Lo primero que hacemos es mojar el pan en agua para que sea más sencillo a la hora de triturarlo con la batidora.
Mientras lo tenemos en remojo vamos pelando los tomates, hay gente que este paso no lo hace, pero yo prefiero hacerlo, ya que el salmorejo queda mucho más suave. Por supuesto al estar los tomates maduros, os saldrá bastante líquido, no os preocupéis y agregarlo todo al vaso al batidora.
Etapa 2 A continuación, peláis los ajos, normalmente la gente le añade menos cantidad, pero es que el ajo es uno de mis productos favoritos y por eso me gusta que tenga bastante sabor. Los pelas y lo añades también al vaso de la batidora, con el aceite y el pan duro.
Si este producto os repite, quitarle el germen del centro, ya veréis como os repite bastante menos. Lo trituráis todo y ya tenéis la base del salmorejo, por supuesto le añadís sal al gusto, yo como le añado tanto ajo, no le ponga mucha sal.
Lo mismo ocurre con el aceite es mejor que lo probéis y veáis si necesita más o menos, luego hay gente que se lo añade por encima en el plato cuando lo sirve, pero yo prefiero que esté en conjunto con el resto de los ingredientes.
Etapa 3 Una vez que está hecho lo metéis un rato a la nevera y vais cociendo los huevos que luego, junto al jamón, os va a servir para decorar.
Cuando llegue la hora de cenar o de comer sacáis el salmorejo de la nevera, lo echáis en un plato hondo y colocáis por encima unos tacos o hilos de jamón y unos trozos de huevo cocido y ya está listo para degustar.
Es un plato que para el verano es muy fresquito y que también podéis utilizar para la merienda.
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(El texto es de la red)