SE BUSCA
Se busca para la Iglesia un hombre
sin complejos del pasado,
sin miedo a cambiar.
Se busca para la Iglesia un hombre
que no cambie por cambiar,
que no hable por hablar,
que no rece por rezar,
que no se mueva por mover.
Se busca para la Iglesia un hombre
sin respuestas prefabricadas,
sin demandas retóricas,
sin palabras vacías,
sin la falsa seguridad de los embusteros.
Se busca para la Iglesia un hombre
capaz de comprometerse, de ser pobre,
de setirse puro;
capaz de obedecer y de autocriticarse.
Se busca para la Iglesia un hombre
capaz de vivir junto a los otros,
por los otros y hacia los otros;
capaz de trabajar, sentir, llorar,
pensar y soñar con los otros.
Se busca para la Iglesia un hombre
capaz de perder sin sentirse destruido,
de vencer sin sentirse omnipotente,
de dudar sin perder la fe,
de pedir donde hay respuestas
y de responder donde hay una pregunta,
de llevar la paz donde hay una inquietud
y la inquietud donde hay "paz".
Se busca para la Iglesia un hombre
que sepa usar sus manos para bendecir,
para indicar dónde y hacia dónde,
para acusar y acariciar si es necesario,
para tomar y para dejar.
Se busca para la Iglesia un hombre
con nostalgia de Dios , de la historia, de la Iglesia, de la gente,
de la pobreza, pureza y obediencia de Jesús
Se busca para la Iglesia un hombre
que no confunda plegarias con gritos,
espiritualidad con sentimentalismo,
carisma con exhibicionismo,
compromiso con ambición,
personalismo con eficiencia.
Se busca para la Iglesia un hombre
que sepa qué es el apostolado
y el lado opuesto al Evangelio.
Se busca para la Iglesia un hombre
que antes de mártir
sea ministro y profeta de Dios
Y hable con su vida.
Se busca para la Iglesia un hombre
capaz de hacerse bautizar cada día.
Se busca para la Iglesia un hombre
sin miedo al mañana
sin miedo al hoy.
(¿Puede ser él?