De izquierda a derecha y de arriba abajo, en la Avenida Insurgentes de Ciudad de México: Lorenzo Baladrón, Rafael Avalos, Toni Marí, Alejandro Santos, Almudena Barragán, Claudia Munaiz, Guadalupe Díaz, Cristina Cabrero y Sandra Durán. / pradip j. phanse
Desde que comenzó la crisis en España, y cada vez con mayor frecuencia, no es extraño encontrar las terrazas de los bares de la capital de México repletas de españoles que piden cañas en vez de chelas o el montadito de Ibérico en lugar del taco con guacamole. En barrios como el de la Condesa del Distrito Federal ya no es llamativo escuchar a alguien hablando de “coger” el metro. “En los restaurantes y en la calle se escucha mucho acento español”, dice Alejandro Santos, un gallego que vivió en México entre 2009 y 2010 como becario de la Cámara de Comercio de A Coruña y que este año ha vuelto para trabajar. “Cuando llegué, en 2009, nos conocíamos todos, ahora te pierdes”, asegura.
Su presencia se deja notar en las actividades más cotidianas. En Pilates Condesa, un centro deportivo situado en este mismo barrio burgués de la capital mexicana, su coordinadora, Elena Morales, afirma que en lo que va de año el incremento de alumnos españoles se ha duplicado. Lo mismo percibe Guadalupe Díaz (31 años), fundadora de GDS México, una empresa dedicada a facilitar la instalación a expatriados. “Para ampliar mi cartera de clientes antes tenía que salir a buscarlos. Asisto a eventos, voy a embajadas… Últimamente, con irme a una cafetería de Polanco me voy con tres o cuatro contactos”, comenta.
No hay cifra oficial del número de jóvenes españoles que han llegado a México desde el inicio de la crisis porque muchos entran como turistas. Pero el incremento en el número de entradas puede verse en los datos parciales. Según la Secretaría de Gobernación, 7.630 españoles han conseguido un permiso de trabajo (FM3) en México por primera vez en los últimos cuatro años. Y el Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge que, de enero a octubre, habían salido de España 54.912 nacionales, un 21,6% más que en el mismo período del año anterior. El INE contabilizaba a 1 de enero un total de 17.956 jóvenes de 20 a 34 años viviendo en México, cuando hace cuatro años la cifra era de 11.258.
“Al ser una economía emergente y en crecimiento (aunque lento) y tener un mercado enorme, hay múltiples motivaciones para autoemplearte con creatividad y empeño. Eso ahora en España, por muchas ganas que tengas, es muy complicado”, apunta Cristina Cabrero, de 40 años, que trabaja en el equipo de prensa de la Consejería de Información de la Embajada de España en México.
La opinión generalizada es que este país da más oportunidades
Para Carlos Welti Chanes, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta constituye “sin duda” una tercera oleada de inmigrantes españoles, después de las sucedidas a finales del siglo XIX y tras la Guerra Civil, en 1939. “Se trata, eso sí, de una inmigración con características absolutamente distintas a las anteriores debido al cambio en las interacciones que se dan ahora entre los países como resultado de la globalización. En este sentido, una parte importante del nuevo flujo de inmigrantes es resultado de las conexiones españolas con las empresas mexicanas, a través de la importación de productos de consumo popular como puede ser el comercio textil”. Para Welti, la cualificación de los jóvenes españoles que van hacia América —“fundamentalmente a Panamá, México y Brasil”— es menor que la de aquellos que se dirigen hacia otros países de la UE. “Cuando llegan, la labor de los españoles se orienta hacia el sector servicios” —comercio y turismo en muchos casos—.
“Exótico es volver por Navidad”
ANTONIO SABATER Director creativo
Antonio Sabater, 34 años, trabaja desde marzo de 2011 como director creativo de Enova México, una empresa social para el acceso a las tecnologías en comunidades de bajos ingresos. Estudió diseño y aquitectura y ya había vivido fuera de España (Dubai y Bahrain). Tuvo una oferta de trabajo en México. “Llevaba casi dos años en Oriente medio y decidí cambiar de aires. España no era el lugar debido a la crisis y ya estaba en la dinámica de trabajar fuera de Europa”. Se ha adaptado totalmente a partir del segundo mes. “Ayuda el idioma, la amabilidad de la gente, la belleza del país, la historia compartida...”.
Ha notado la llegada de paisanos. “Contactas con grupos de españoles y siempre aparece alguien en búsqueda de trabajo. Entre todos, intentamos echarles una mano”. Su recomendación: “Primero que intenten venir con trabajo, porque es duro el proceso de búsqueda en un país extranjero. Que tengan paciencia con los procesos burocráticos. A veces las cosas no funcionan. Por lo demás, que disfruten de un país maravilloso: se come realmente bien, los viajes pueden llegar a ser mágicos y las oportunidades están a la vuelta de la esquina”. Él, por lo pronto, no vuelve a España. "De momento no tengo intención de volver excepto para ver a la familia, cosa que me gustaría poder hacer con mayor regularidad. Para mí, lo exótico es volver a casa en Navidades”.
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NOS PRGUNTAMOS LOS MEJICANOS.......acaso somos malinchistas.?...que solo lo de fuera es bueno?.....los mejicanos no somos capaces ?
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contnuara.