El Señor hace justicia (Sal 145)
No pongo mi confianza en poderosos,
los que hablan con palabras arrogantes,
y suenan a vacío sus promesas,
no les duelen sus palabras grandes.
El poder es un dios borracho y falso.
Yo pongo mi confianza en el Señor.
Confiad, pequeños míos, tened fe
en el Señor, que cumple sus promesas,
mantiene su palabra eternamente
y escucha complacido al que le clama.
Llamad, hijos e hijas de Dios, a vuestro Padre,
los que sufrís, el corazón herido,
y Cristo vendrá a vuestros desgarros.
Trae sus medicinas: vino, aceite,
y un aliento de Espíritu de vida.
Y Dios está, si me preguntas dónde,
en el amor de todos los que le sirven,
en las manos que curan y acarician,
en el brazo que ayuda y que protege,
en la boca que grita la justicia.
Y reina Dios en todo el que combate
por la verdad, la libertad, la paz.
Dios está en el que sueña mundos nuevos,
y que siembra semillas de futuro,
abiertos al Espíritu de fuego.
En Jesús nuestra Paz, nuestra Justicia,
es Jesús la razón de la esperanza,
es Jesús amor y vida.