Eran tres Reyes, eran tres magos
que llegaron a Belén, que traían sus regalos
Así adoraron al Señor.
Pero sin buscarlo, cada uno halló,
un don infinitamente mayor.
Al primero se le dio el don de la sabiduría.
Como era tanta la derramó sobre el tiempo.
Gracias Señor por los años,
gracias por el camino recorrido.
Gracias Señor por nuestros abuelos
que nos transmiten la sabiduría de la vida,
la experiencia acumulada,
el saber recogido.
Gracias por la sabiduría que nos transmiten
tantos pueblos y culturas.
Sabiduría que no se mide por libros,
sino por vida saboreada.
El segundo rey recibió el don del amor.
Era tanto que lo esparció por los hogares.
Gracias Señor, por cada padre y cada madre.
Gracias Señor por su amor entregado.
Gracias Señor por cada gesto generoso,
por cada gesto de bondad y ternura.
Es el amor de la familia
que nos hace sacramento,
es el amor de cada casa en el cual crecemos.
Al tercer rey, el don de la paz se le regaló.
Era tanto que lo repartió en cada sueño.
Gracias Señor por los jóvenes,
gracias Señor por las utopías,
gracias Señor por las ilusiones,
gracias Señor por muchas alegrías.
Es la paz que nos empuja y nos realiza,
la paz que nos abre y nos solidariza.
Gracias Señor por tantos dones,
gracias reyes que los habéis compartido.
Renováis así nuestros corazones,
y hacéis del mundo un espacio mas amigo.