A todos nos ha sucedido alguna vez. Me refiero a estar en un tiempo de espera, en una especie de burbuja al vacío, en un paréntesis del que deseas salir pero temes hacerlo. Es como si no supieses qué camino tomar o si hay que tomar alguno distinto del que estás. Se trata de un estado light, mate e incoloro. Sin sabor, ni matices, sin brillos, ni sombras. Un stand by que espera una pulsión para arrancar. Posiblemente todos pasemos algún tiempo así entre dos etapas. Momentos en los que parece mejor estar quieto que vaciarte en la acción. Tiempos de espera para que la cosecha madure y de frutos. Instantes eternos que crecen en su discurrir como si se tratasen de olas que cubren la arena en una fuerte marea. A veces, es mejor esperar. Es verdad que es difícil parar. Es cierto que meditar, reflexionar y vivir la pulsión en los adentros, cuesta. Estamos demasiado acostumbrados a la acción y a la reacción de los demás. Estamos siempre pendientes de lo que hay que hacer ahora, dentro de un rato y mañana. En pocas ocasiones dejamos hueco en nuestra agenda para el reposo. Nunca creemos que hay que construir este tiempo de espera y menos aún creemos que esperar pueda significar mantener entretenida la esperanza. Pero es así. Mientras se espera lo que uno cree que debe sucederle está pendiente, como si se tratase de una serie en la que la siguiente figura está por aparecer. El aliento se sucede cuando esperamos y no hay certeza, sino de la ilusión por la cual nos mantenemos alerta en la quietud. El paso del invierno al verano y viceversa, me provoca ese tránsito donde mis pies apenas tocan el suelo, donde me deslizo sin hacer ruido por las horas y los días, donde sin querer aparece, poco a poco, la luz en el cenit del universo y creo que lo hace para abrir una ventana en mi corazón y poder respirar profundo de nuevo. Mientras espero, pienso de nuevo que seguiré esperando a que las espigas broten y la cosecha entone un hinmo de bienvenida a lo mejorque queda por vivir. Y ustedes? Cuáles fueron sus tiempos de espera? Por qué? . A abrir el alma...
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