A la sombra de tus alas escóndeme
A veces entrar en la noche es entrar en un espacio de dudas,
de incertidumbres, de temores.
La noche puede evocar la agitación, todos los miedos de la vida
. Por eso: “a la sombra de tus alas escóndeme”.
En la presencia del Dios de nuestro corazón, del Dios de la Vida, no hay nada que temer.
Dios no es un Dios de miedos, es un Dios de confianza.
Ni por nuestras flaquezas, ni por nuestras debilidades, no hay que temer por nada,
“A la sombra de tus alas.”
El Dios de nuestra vida sabe disimular,
sabe cubrir nuestras posibles deficiencias, nuestros temores, nuestras dudas.
Dios disculpa nuestra limitación, nuestra posible mediocridad.
Todo lo comprende, todo lo abraza, todo lo ama, “A la sombra de tus alas...”.
Confía en que esto es así y entrarás en la noche del descanso,
en la noche del sosiego, en la calma.
La noche en la que se va a regenerar toda la energía desgastada.
“A la sombra de tus alas escóndeme.”
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(Lo comparto de mi correo de hoy)